Hoy: 24 de noviembre de 2024
El joven alemán Máximo Pahlke llegó en 1920 a Buenos Aires y comenzó a trabajar en la empresa Manesmann Argentina y en pocos años, logró acumular un importante capital. Se había enamorado de Melita, una austríaca, nacida en Viena, con quien contrajo matrimonio en Uruguay.
El matrimonio tuvo varios hijos. Al mayor de ellos, Máximo juniors, le diagnosticaron soriasis y casi en simultáneo Melita empezó a sufrir ataques de asma. La pareja buscó todas las alternativas que estaban a su alcance para aliviar las dolencias sin obtener mayores resultados.
Viajaron en varias oportunidades a Europa para realizar diferentes terapias, pero volvían a Buenos Aires con las enfermedades en el mismo estado que se habían ido. En una oportunidad, un agente de negocios le aconsejó a Pahlke que los llevara a Mar Chiquita, una laguna de agua saludable que había en la provincia de Córdoba.
La laguna
La laguna Mar Chiquita, o Mar de Ansenuza, es un espejo de agua de elevada salinidad que se encuentra en el noroeste de Córdoba, en el centro-norte de Argentina que posee cerca de 8000 km². Es uno de los lagos salados más extensos del hemisferio sur y occidental, la mayor superficie lacustre de Argentina y la cuarta más grande de Sudamérica. Además, es el cuarto lago salado endorreico más grande del planeta, y el cuarto de planicie más extenso del mundo.
También es conocida como mar de Ansenuza, y hasta mediados del siglo XIX como laguna de los Porongos, por una especie de calabacilla (Lagenaria vulgaris) muy común en la región, aunque en la actualidad esta última denominación ha quedado reservada a una serie de lagunas menores que se encuentran algunas decenas de kilómetros al noroeste.
La laguna de Mar Chiquita fue formada en el Pleistoceno superior, es el punto más bajo de una cuenca endorreica, cuyos principales afluentes son los ríos Dulce, Suquía, Plujunta y Xanaes. La falla geológica que le dio origen se formó sobre el lecho de un golfo marítimo arqueando durante el plegamiento andino. A esto se debe la abundancia de sulfato de sodio que saliniza sus aguas. Las sales predominantes son el cloruro de sodio, sulfato de sodio, sulfato de calcio y sulfato de magnesio.
Los Pahlke en Mira mar
Los Pahlke llegaron al pueblo de Miramar a orillas de la lagua y se contactaron con una alemana que tenía una pensión. Se alojaron durante dos semanas, marcando el proyecto de lo que sería el Gran Hotel Viena, un edificio repleto de misterios y leyendas.
La familia volvió al año siguiente con la intención de asociarse con la alemana y agrandar su establecimiento. Así nació la «Pensión Viena» que luego quedaría bajo el control de los Pahlke y, finalmente sería demolida para levantar el hotel.
En 1941, se inició la construcción a cargo de una empresa alemana del imponente establecimiento hotelero. Contaba con 84 lujosas habitaciones, un pabellón de aguas termales (con médico, enfermera y masajista), una biblioteca, una sucursal bancaria, un salón para 200 comensales, salas con pisos de granito, paredes forradas de mármol italiano y arañas de bronce y cristales. También poseía aire acondicionado y sistema de calefacción en todas las habitaciones, dos cocinas, una fábrica de hielo, un criadero de cerdos y aves, un matadero, una bodega con capacidad para 10.000 botellas de vino. una panadería, un depósito de conservas, cocheras con surtidores de combustible y una usina eléctrica. El hotel fue comparado con el Edén de La Falda, curiosamente también fundado con capitales alemanes.
Mar Chiquita, con sus propiedades curativas, se había convertido en un sitio de turismo internacional, había 105 hoteles y numerosos viajeros solían frecuentar el imponente hotel, que estaba a ochenta metros del agua. Frente al edificio, había una pileta de agua dulce y otra de agua salada y al lado del mar, un solárium y un reloj para tener presente la hora del almuerzo y la cena.
Capitales polémicos
Los capitales para su construcción fueron aportados por Pahlke, aunque hay historiadores que sostienen que la inversión estuvo vinculada con la Segunda Guerra Mundial y la posguerra, y era dinero nazi.
Así como ocurre con varios destinos turísticos argentinos, el Gran hotel Viena también tiene su leyenda sobre la supuesta vida de Adolfo Hitler en tierras sudamericanas. Hay testimonios de vecinos de aquella época que dicen haberlo visto llegar a Hitler y su comitiva en 1945, en tres autos negros y que fue licenciado todo el personal de servicio y desalojados los huéspedes que había.
Estas versiones siempre fueron rechazadas por los descendientes del matrimonio Palhke que aseguran que no simpatizaba con las ideas del nacional socialismo, pero, las versiones aún circulan de generación en generación en Miramar.
Los años dorados terminaron, paradójicamente, con el triunfo aliado cuando sus dueños retornaron a Alemania. En 1950, se produjo una importante bajante de la laguna que retrocedió cinco kilómetros y que puso fin al emprendimiento.
El complejo permaneció cerrado por años, hasta que Máximo Pahlke Jr, en el año 1963, decide su reapertura. Un año después, quedó habilitado el segundo piso del hotel y fueron años de gran éxito, que trajo aparejado disputas gerenciales, conflictos con el personal y situaciones imprevistas que comenzaron a sellar el destino del hotel. Durante sus años dorados, nadie se hubiese imaginado lo que iba a venir.
Ente 1978 y 1985, hubo un período de lluvias extraordinarias por la corriente del Niño, que hizo crecer la laguna de forma inédita. El agua avanzó, inundó el sótano y provocó graves daños en el ala norte del edificio.
La laguna creció 8 metros, se inundaron 37 manzanas completas del casco urbano histórico y comercial de la ciudad. Se vieron arruinados 102 hoteles, el 90% de su infraestructura turística, 60 bares, restaurantes y comercios, 198 casas y numerosos edificios de valor como iglesias, clubes, bancos y la terminal de ómnibus.
Por la acción de las olas, se cayeron las paredes del hotel y desde entonces, sólo quedaron algunas ruinas de su pasado de esplendor.
Historias de fenómenos paranormales
De las ruinas, surgieron relatos de fantasmas y apariciones, fenómenos paranormales y esoterismo. La más famosa, la historia de la habitación 106, donde un equipo de televisión habría filmado un fantasma sentado sobre una cama y mirando hacia la ventana.
Fue en 2010, cuando el programa estadounidense Ghost Hunters le dedicó un programa entero al hotel abandonado. Esa filmación ganó fama mundial y las ruinas del hotel Viena fue considerado el lugar más embrujado de América Latina.
Se cree que sería el antiguo sereno del establecimiento, Martin Krueger, quien murió envenenado en 1952 y estuvo a cargo del cuidado del predio cuando sus dueños lo abandonaron.
Los guías turísticos del lugar dicen que han sido testigos de fenómenos paranormales, como pasos, gemidos, frío intenso y fallas en dispositivos electrónicos. También suelen escucharse puertas que se golpean y sombras fugaces.
Hay turistas que han tomado fotografías donde hay elementos difíciles de explicar, como burbujas que flotan en el aire. Los creyentes dicen que son fantasmas jóvenes, los escépticos, que son partículas de sal.
Más allá de las historias escalofriantes, las ruinas causan impresión. Las habitaciones abandonadas hacen que todo el edificio parezca el escenario perfecto para una película de terror. Mitos y verdades conviven entre las paredes gastadas del Gran Hotel Viena, que fue atrapado en las profundidades del tiempo, sin salida, como las aguas de su laguna.
Espíritus que quedan atrapados, será como los OVNI que la mitad de la población lo vio y la otra mitad no cree en ellos?.
Fue la Laguna de Mar Chiquita a donde llegó el conquistador español Jerónimo Luis de Cabrera creyendo haber encontrado una salida al mar. Con el paso del tiempo, fue lugar de veraniego obligatorio por la famosa salinidad de la laguna y el barro curativo. Uno puede apreciar los atardeceres con el avistamiento de miles de aves migratorias como los flamencos. Después se construyó el enigmático Gran Hotel Viena, y surgieron historias de sus huéspedes incluido fantasmas.
tuve la oportunidad de conocer el flamante hotel , exelente experiencia , visita recomendada para realizar, sobre todo la visita nocturna.
La imagen del Gran Hotel Viena en Miramar, es increíble. He tenido la oportunidad de ir en varias ocasiones atraído por sus misterios e historias. Los guías encienden la curiosidad del turista y este se va fascinado con historias de fantasmas y visitantes “importantes” como el general Juan Domingo Perón.
También he tenido la oportunidad de conocer el pueblo de Miramar y el museo del Hotel Viena. Me llamó la atención las habitaciones pequeñas con una sola cama, por lo que se piensa que era una especie de hotel de salud, a donde llegaban soldados heridos de la Segunda Guerra Mundial. Porque si hay algo que aseguran los lugareños, y a la vez les cansa, es el tema de que su pueblo fue visitado por nazis, justamente por el origen de los propietarios del hotel.
Dicen los lugareños que, una ayudante de cocina, una mujer que murió a los 101 años, contaba que en 1945, antes de ser presidente, Perón bajó de un auto negro vestido de blanco y saludó a todos los empleados. que se realizó una reunión importante para lo que tuvieron que preparar 13 platos.
Perón, Hitler….todavía se cree que, a fines de 1940, Adolf Hitler visitó Miramar. Así como dicen que estuvo en el místico hotel Edén de La Falda, también en Córdoba, Argentina (contemporáneo con el Gran Viena).
Las historias de aparecidos y fenómenos paranormales son muchos. Hasta hay fotografías sacada por los mismos turistas, que se exhiben en la sala de ingreso, donde se ven figuras fantasmales y todos los visitantes salimos encantados de tanto misterio, sobre todo, por la historia de la habitación 106. ¡Imperdible su recorrido!