Un grave error médico amenaza la vida de una mujer tras confundirse un cáncer maligno con uno benigno

20 de octubre de 2022
3 minutos de lectura
Nevus, izda. Melanoma, dcha. | Fuente: Wikipedia

La patóloga analizó un grano y erróneamente dictaminó que era bueno. El tumor se volvió metastásico sin que la enferma supiera lo que le sucedía

El juzgado de Instrucción número cuatro de El Ejido (Almería) ha tomado declaración de la patóloga, M. J. V. M. en calidad de imputada, ante la jueza María del Carmen Juárez Ruiz, por un error médico que cometió en 2016 y originó un fallo en el diagnóstico al confundir un nevus o tumor benigno con un melanoma maligno o cáncer de piel.

La patóloga responsable del diagnóstico erróneo, M. J. V. M., que en su día reconoció su fatal y grave equivocación, ha reculado sobre sus antiguas y propias manifestaciones. Ahora se defiende con argumentos tales como “era un tejido controvertido y el diagnóstico no era del todo claro”, que calificó “compatible con nevus pediculado de un año de evolución en omóplato derecho”.

Así, la propia galena investigada, en mayo de 2019 y a la luz de la revisión de la biopsia realizada días antes en el servicio de radiología del hospital Virgen de las Nieves de Granada, dio sin embargo una respuesta meridiana: “(…) reviso la biopsia cutánea previa diagnosticada de nevus concluyendo que se trata de un melanoma polipoide con un espesor de Breslow de 5×2 mm”.

El llamado “índice de Breslow” o profundidad del tumor, que para 4 milímetros ya se le atribuye un mal pronóstico, es el factor más importante.

Antonia ya tenía en 2016 el tumor con un tamaño de 5 milímetros de profundidad. Sin embargo, la patóloga se despidió de ella con un “vaya usted con Dios”. La pacientes, sin embargo, empezó a sufrir síntomas de asfixia, dolores articulares y musculares; pérdida de todas las piezas dentales sin posibilidad de implantes dado que los rechaza; moratones; astenia y somnolencia; mareos; estreñimiento; y, una calidad de vida que le ha hecho perder su propia autoestima.

La investigación judicial, que se desarrolla sobre unos hechos ocurridos en octubre de 2016, parte del momento en que el médico de cabecera de Antonia le recomendó una biopsia escisional para verificar o descartar si se trataba de una lesión benigna (nevus) o maligna (melanoma).

La médico forense no tiene ni idea

La patóloga fue interrogada al respecto y el abogado de la acusación puso de manifiesto sus importantes contradicciones, así como contravenciones con el informe de la médico forense. Su respuesta fue que “esta no tiene ni idea del tema objeto de debate”.

La acusación particular, que aportó un informe pericial en similares términos a los del forense, le pide 12 años de prisión a la patóloga. El motivo es la escasa adecuación al lex artis -conjunto de reglas técnicas a que ha de ajustarse la actuación de un profesional en ejercicio de su oficio- y diligencia profesional.

Sea o no así, lo cierto es que Antonia ha perdido sus piezas dentales con la consiguiente afección estomacal y digestiva. De tal modo, le es imposible caminar: “No puedo tirar de mi cuerpo… estoy todo el día cansada y, por eso , perdí mi trabajo y tampoco me podré reincorporar al mundo laboral… Para colmo, mi marido está en paro y sólo mi hija Beatriz, que ha dejado su vida y su trabajo en Almería, es la que nos ayuda a sobrevivir pues son tres o cuatro veces a la semana las que tengo que viajar hasta Granada para ir de médicos”.

El melanoma es un tumor muy agresivo que se produce en los melanocitos, células que producen un pigmento llamado melanina y que es la responsable del color de nuestra piel y cabello. Una vez que el melanoma se extiende, se convierte rápidamente en una amenaza para la vida.

Antonia M. C. ha perdido tres años entre el error diagnóstico y la confirmación del melanoma. Un valioso tiempo que le hubiera permitido detener la propagación del tumor y la invasión de otros órganos.

Antonia, que no tolera el tratamiento prescrito ni la fisioterapia recomendada, malvive con la ayuda de sus familiares a quienes les ha alterado su vida y rutina por completo, dejando su derecho a la libre autodeterminación, propios y de sus allegados, con un futuro vacío de contenido y mermado en su integridad.

Preguntada la doctora acerca de si contactó con la víctima con posterioridad a 2019 -que es cuando se supo que el tumor era maligno y, el diagnóstico del 2016, erróneo-, la patóloga imputada contesta que no.

Según fuentes contrastadas, la aseguradora Segur Caixa Adeslas, mostrando su inactivo perfil, a pesar de tener noticia del siniestro desde que ocurrió, ni ha contactado con la víctima ni con sus familiares perjudicados. Además, ha omitido su obligación legal de verificarles una oferta motivada que paliara, en lo posible, sus padecimientos, daños y perjuicios, ya irreparables pero sí muy minorables.

Antonia, sin trabajo ni posibilidad de hacerlo y con la única ayuda de sus hijas, un marido en paro y una vacua esperanza de vida, permanece a la espera del devenir. Según la Sociedad Española de Oncología, para un Estadio IV -que es la calificación de Antonia en 2016-, la supervivencia es de cinco años.

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