La densidad ósea y el riesgo de osteoporosis pueden estar estrechamente ligados al entorno residencial, sugiere un estudio de la Central South University de China, publicado en Annals of the Rheumatic Diseases. Los investigadores descubrieron que vivir en áreas frondosas, cerca de jardines, parques y espacios verdes, puede incrementar la densidad ósea y reducir el riesgo de osteoporosis. Destacaron que niveles más bajos de contaminación del aire en entornos verdes contribuyen significativamente a estas asociaciones.
La osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos y aumenta la propensión a fracturas, conlleva un impacto significativo en la calidad de vida, según los investigadores. Con el envejecimiento poblacional y los cambios en el estilo de vida, su prevalencia global se vuelve aún más preocupante. Se espera que esta condición de salud, ya de por sí importante, se agrave en el futuro próximo.
El estudio examinó datos de 391.298 personas del Biobanco del Reino Unido, con una edad promedio de 56 años. Los investigadores evaluaron diversos factores, como el origen étnico, ingresos familiares, nivel educativo, actividad física, entre otros. Utilizaron una puntuación de riesgo poligénico para estimar el riesgo genético de osteoporosis y el índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI) para medir la cantidad de espacio verde en las zonas residenciales.
Durante un seguimiento promedio de 12 años, se identificaron 9.307 nuevos casos de osteoporosis. Los investigadores observaron una asociación significativa entre la cantidad de espacios verdes y la incidencia de osteoporosis. Cada aumento en el NDVI se correlacionó con un aumento en la densidad mineral ósea y un 5% menos de riesgo de desarrollar osteoporosis.
Los niveles más bajos de contaminantes atmosféricos como el óxido de nitrógeno (NO2) y las partículas PM2.5 fueron factores clave en esta asociación. Los investigadores sugieren que los árboles y las plantas en áreas verdes actúan como filtros naturales, lo que reduce la exposición a contaminantes del aire. Además, la actividad física en entornos verdes puede contribuir a un menor riesgo de osteoporosis.
El estudio reconoce algunas limitaciones, como la posible imprecisión en el cálculo del NDVI y el sesgo de selección entre los participantes. Sin embargo, los hallazgos proporcionan la primera evidencia de la asociación entre entornos verdes y salud ósea. Subrayan la importancia del verde urbano en la prevención de la osteoporosis y abogan por futuras investigaciones para comprender mejor esta conexión.
Los investigadores concluyen que vivir en entornos verdes se asocia con una mayor densidad ósea y un menor riesgo de osteoporosis. Estos hallazgos resaltan el potencial de los espacios verdes en la prevención de enfermedades óseas y enfatizan la importancia de integrar el verde urbano en estrategias de salud pública.