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Un enfermero de la cárcel de Alcalá-Meco se suicida y deja una carta acusando al director de “homófobo” y de reprocharle que tenía “demasiada pluma”

José Comerón.

José Comerón, tercero por la izquierda, junto a miembros del Colegio de Abogados de Madrid. / ICAM

“Si tuviera que trasladar a todos los que te llaman maricón, me quedaría solo aquí”, le soltó José Comerón, según explicó ayer a Fuentes Informadas la madre de la víctima

Un enfermero de la prisión de Alcalá Meco, de 36 años, estaba siendo velado esta madrugada en un tanatorio de Madrid por su madre y demás familiares tras haberse quitado la vida este domingo en su domicilio por las burlas del director de la prisión sobre su orientación sexual y el vacío que le hacían dos de sus compañeras de la enfermería, según han explicado a este periódico fuentes de la prisión y la propia madre de la víctima.

Rota de dolor, la madre narró a Fuentes Informadas que su hijo había dejado una carta en la que, entre otras cosas, acusa al director de la prisión de Alcalá Meco, José Comerón, de haberle hecho “la vida imposible” y de ser “un homófobo y machista”. La víctima trabajó en la enfermería de Alcalá Meco durante unos dos años y medio, pero el pasado junio se trasladó a la de Navalcarnero huyendo del acoso sufrido en la de Meco y de hecho en su carta de despedida se refiere a sus duras vivencias en la prisión de Meco como causante de su triste decisión de quitarse la vida, según matizan los citados medios.

“Tienes demasiada pluma”, aireó el director de la prisión en reiteradas ocasiones. “Él y otras dos enfermeras le han hecho la vida imposible en los últimos meses”, añadió la madre de la víctima, que pidió mantener su anonimato.

El enfermero, cuyo nombre empieza por la inicial S., denunció hace meses ante la inspección de la Secretaría de Estado de Instituciones Penitenciarios, que dirige Ángel Luis Ortiz González, las coacciones de sus compañeros y las continuas vejaciones a las que le sometía el director José Comerón. “Se metía con su vestimenta y no se reprimía a la hora de llamarle maricón”, destacó la madre.

El sanitario denunció su situación por homofobia y moobing ante la inspección de Instituciones Penitenciarias.

S. se quitó este domingo la vida en su domicilio a base de pastillas, justo después de que los servicios de inspección de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias archivarán hace unos días la citada denuncia. “Le hacían la vida imposible”, señala.

Y todo este conflicto surgió hace meses, después de que S. contase al director José Comerón que había una enfermera en la plantilla de la prisión que “no hacía su trabajo correctamente”.

A partir de ahí, señala la madre, empezaron a meterse con él, tanto la afectada como otra compañera. Y el director, a despreciarle y decir en círculos de la prisión que “tenía demasiada pluma”, según explica la madre.

Para acabar con la tensión suscitada entre los enfermeros, Comerón los reunió a todos hace meses. Pero en esa reunión, lejos de apaciguarse la tensión, las rencillas aumentaron y Comerón se puso abiertamente al lado de las dos enfermeras, entre ellas, la que supuestamente no hacía bien su trabajo. Y fue entonces cuando más notó S. la sensación de vacío y desprecio, tanto por parte del director como de las dos enfermeras. Los últimos meses fueron un infierno, hasta caer en una grave depresión.

La madre estuvo hablando en una ocasión con el director para interceder por su hijo y pedirle que cesaran los desprecios por su orientación sexual. “La explicación que me dio me aburrió y no aclaró nada, dijo que mi hijo sufría depresión, pero se la causaron ellos”, afirma la madre.

Señala la madre que su hijo denunció en una ocasión ante el director Comerón que un interno del centro le había dicho a voces que era “un maricón” y le pidió que adoptara alguna medida contra él. La respuesta de Comerón, según explica la madre, fue la siguiente: “Si tengo que trasladar a todos los que te llaman maricón, me quedo solo aquí”.

La madre está meditando si adopta algún tipo de medida judicial contra el director y las dos enfermeras que “han hecho la vida imposible a mi hijo”, señalaba ayer, con lágrimas en sus ojos. La madre confirmó que su hijo había dejado una carta en la que dice que se va porque no aguantaba más la presión, los insultos y la incomprensión a la que estaba sometido, y en la que acusa al director de “machista y homófobo”, entre otras cosas.

En Fuentes de la prisión aseguran que el director, en lugar de atizar el malestar, debió ponerle coto. Y no les extrañan su comentarios homófobos y machistas.

Se le fugó El Pastillas, y su amistad con el secretario general le mantiene aún de director

Comerón es el director al que hace unos meses se le escapó un peligrosísimo interno, apodado El Pastillas. Aprovechando las visitas de familiares, pasó los tornos de control de la puerta principal sin que nadie se fijara en él, delante de varios funcionarios.

El interno, acusado de varios asesinatos, huyó de España y finalmente fue detenido en Bélgica. Capturarlo, tanto la primera vez en España como la segunda en Bélgica, necesitó de un amplio despliegue policial.

Comerón está de director porque es amigo personal del secretario general de Instituciones Penitenciarias, según fuentes de Prisiones. Solo así se explica el hecho de que Ángel Luis Ortiz no lo destituyera por la gravísima imprudencia de su cárcel en la casi insólita fuga de El Pastillas.

Sus “malos y desábridos modos” también son conocidos entre los funcionarios de la prisión y algunas familias de internos que han hablado con él, y que aseguran que en ocasiones se comporta “como un auténtico alcaide, de los malos que se ven en las películas americanas”.

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