El pasado martes, Diana B.R., colombiana, llamó a la policía asustada. Contó que estaba en los aledaños de una frutería de la calle Conde Rodríguez San Pedro y que instantes antes un empleado del local había salido con un cuchillo enorme y que había amenazado a un cliente tras ensarzarse ambos en una discusión.
Más tarde, el empleado indicó a la policía que esa persona tocaba con los dedos la fruta del mostrador pese a las indicaciones del personal de la frutería de que no lo hiciese porque se estropea.
Cuando los agentes llegaron, el empleado del cuchillo reconoció que había discutido con varios clientes porque estos no dejaban de tocar la fruta, pero que no había pasado nada.
Los agentes intervinieron el cuchillo después de que los clientes les informasen donde lo había escondido tras la refriega.
El denunciante es Jonhatan D., también colombiano, quien dijo a la policía que estaba con su madre en la frutería Tafsin junto a su madre y que en un momento determinado el frutero se puso a increparles sin entender bien él lo que les decía, y que seguidamente salió del mostrador con un cuchillo enorme y una actitud muy agresiva.
El cuchillo medía 45 centímetro de largo por 26 de ancho, según comprobó la policía.
La madre se interpuso entre el frutero y su hijo, momento en que aquel intentó golpearle con un rollo grande papel de envolver y seguidamente les amenazó con cuchillo.
La esposa del denunciante fue la que llamó a la policía, que se personó en el lugar, habló con unos y otros y, tras ver la dimensión del cuchillo, se llevó esposado al frutero en calidad de detenido por amenazas graves.
Al frutero, de nacionalidad marroquí, se le atribuye una falta de amenazas, delito leve, e ira a juicio por ello. El juez lo dejó en libertad. Él se negó a declarar, aconsejado por su abogado.