Taberna para rojos

18 de marzo de 2024
1 minuto de lectura
Pablo Igesias. | Flickr

La humildad del exvicepresidente de Gobierno llega a tal extremo, que se ha propuesto darnos ejemplo al pasar, de profesor universitario, a servir mojitos en su  privilegiadataberna de Lavapiés.

Al apellidarse Iglesias, supongo que no habrá confundido taberna con tabernáculo, porque bastante tiene ya el fundador de Podemos con mantener el apellido de una institución que desprecia para, además, verse en la obligación de recibir a los rojos con incienso. Hay apellidos que echan por tierra todos los sueños, como el de Aragonés, que se desvive por “su” Cataluña haciéndose llamar de esa manera.

Si me permitiese don Pablo un consejo de contemplativo, me atrevería a sugerirle que ensanchase el derecho de admisión a los que no somos rojos, que bien nos gustaría, según qué circunstancias. Hay que leer los periódicos de los adversarios y escuchar a los que no piensan como nosotros para no caer en la tentación de creer que los demás están equivocados. Precisamente por exclusión tan radical, los de su grupo se ven atribulados. Más de una vez, en los cuarteles de invierno de Galapagar, ustedes se habrán tenido que preguntar: ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer esto?

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