Hoy: 22 de noviembre de 2024
La denuncia de casos de extorsión sexual (sextorsión) en España es menor comparado con la realidad que se esconde detrás del miedo o la vergüenza de las víctimas. A pesar de esto, datos de la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional revelan la magnitud del problema, con 36,759 casos de sextorsión bloqueados en sólo dos meses por la empresa de antivirus Avast, y la gran mayoría de las víctimas son mujeres. En el mundo hay más de medio millón diario de ciberataques bloqueados.
Prácticamente la sextorsión, ya es un fenómeno con el que nos tenemos que acostumbrar día a día, de hecho, recientemente se ha producido un golpe significativo contra la ciberdelincuencia: la Guardia Civil ha desmantelado una organización criminal dedicada a la sextorsión.
La operación ‘Quilombeda’ llevó a la detención e investigación de nueve personas en Valencia, Cantabria y Valladolid. La red utilizaba engaños en Internet para extorsionar a las víctimas, incluyendo el chantaje del sicario, con amenazas de muerte a toda la familia del incauto estafado.
Esta forma insidiosa de explotación y chantaje sexual, ha ido en aumento en la era digital, especialmente a través de servicios de mensajería instantánea, redes sociales y chats.
En este tipo de ataque, una persona es amenazada con la publicación de imágenes íntimas a menos que cumpla ciertas condiciones impuestas por el agresor.
Las características comunes de las potenciales víctimas de sextorsión incluyen la tendencia a tomarse fotos de tipo sexual, falta de conciencia sobre los riesgos de compartir estas imágenes, considerar el exhibicionismo en línea como un juego inofensivo, falta de protección de la privacidad en Internet y, en muchos casos, la ausencia de apoyo externo.
Las consecuencias para las víctimas de sextorsión son diversas y graves. Además de las consecuencias psicológicas, que incluyen ansiedad, depresión y ataques de pánico, también se pueden experimentar daños económicos significativos, así como un impacto negativo en la vida familiar y social de la víctima.
El chantaje sexual puede llevar a la víctima a situaciones extremas, como la ejecución de delitos graves. como llegar a ser víctima de asesinato. Algunos chantajistas exigen al estafado la producción de más contenido sexual para su distribución, incluso en círculos relacionados con la pornografía infantil.
Los delincuentes sexuales emplean diversas estrategias para llevar a cabo la sextorsión. La más común es el establecimiento de relaciones de confianza en línea, seguido de desvíos hacia conversaciones sexuales explícitas. Otra técnica consiste en el hackeo de dispositivos para acceder a material privado.
Aunque el Código Penal de España aún no tipifica la sextorsión como un delito específico, se puede considerar como parte de otras tipificaciones, como el chantaje, la extorsión, el abuso sexual, la corrupción de menores, entre otros.