Hoy: 10 de octubre de 2024
La Sala de lo Militar del Supremo se lo ha tomado muy en serio. Porque son 41 folios, trufados de jurisprudencia y en los que se repite varias veces que el hecho de que el sargento de la Guardia Civil destinado en el puesto de San Sebastián de la Gomera, en archipiélago canario, se emborrachó de una forma escandalosa, según confirma Confilegal.
Lo que está tipificado como falta grave en el apartado 26 de artículo 8 de la Ley de Régimen Disciplinario de la Guardia Civil: «La embriaguez fuera del servicio cuando afecte a la imagen de la Guardia Civil o de la función pública», dice dicho artículo.
El tribunal, formado por los magistrados Jacobo Barja de Quiroga López –presidente–, Fernando Pignatelli Meca –ponente–, Clara Martínez de Careaga y García, José Alberto Fernández Rodera y Ricardo Cuesta del Castillo, confirman, en su sentencia 53/2002, de 15 de junio, la decisión de la directora general, de suspenderle de empleo y sueldo durante 15 días.
Decisión que confirmó, en vía de alzada, el general jefe de la Zona de Canarias. Y que también fue ratificada después por el tribunal contencioso disciplinario ordinario.
El «espectáculo» tuvo lugar la madrugada del 9 de diciembre de 2019 en el bar «Blue Marlín» de San Sebastián de la Gomera. Vestido de paisano y fuera de servicio, duirante dos dos horas estuvo consumiendo bebidas alcohólicas.
«Cuando abandonó el bar presentaba síntomas tales ocmo habla estrapajosa, dificultades para mantener la verticalidad, falta de coordinación y de reflejos, mirada perdida y dificultad para hablar», relata el Supremo. Una «curda» en toda regla.
Nada de esto se habría sabido si el sargento de la Benemérita, durante su estancia en el bar, se identificó «como miembro de la Guardia Civil y comandante del puesto de la localidad ante la propeitaria del mismo, a la que dijo con insistencia que la autoridad podía cerrarle el bar si se comprobaba que a la puerta del mismo se vendía droga».
«Añadiendo de forma repetitiva y cargante que si tenía algún problema le llamase a él personalmente en vez de a la Guardia Civil», añadió.
Ante esa situación, la propietaria del bar telefoneó al servicio de emergencias 112. Desde allí se pusieron en contacto con el Centro Operativo de Servicios de la Comandancia de Santa Cruz de Tenerife.
Aquella comunicación motivó que se presentaran en el bar el capitán jefe de la Compañía de San Sebastián de la Gomera y el sargento jefe del Destacamento de Protección de la Naturaleza.
Ambos constataron la «curda» del compañero, al que ayudaron a llevarlo a su domicilio en su vehículo, que fue conducido por el sargento jefe. Una vez en su casa, le dejaron que durmiese la mona.
Aunque el sargento argumentó vulneración de su derecho a la presunción de inocencia y falta de prueba de cargo, el Supremo se despacha con ocho folios de jurisprudencia variada. Ratificando la sanción.