Hoy: 27 de noviembre de 2024
El grano de la simiente era bueno, escogido para que se multiplicara en la mejor cosecha. Pero la siembra no da los resultados que se buscan porque hay pedregales en algunas orillas; sin disimulo, han crecido espinos que defienden su sitio; y, en otras ocasiones, porque el sol no llega a todas las curvas de la tierra.
Cuando las heridas del arado en los surcos dejan de ser bocas para que el agua les llegue y se convierten en llagas de especulación, la tierra se llena de tristeza y da agrazones en el lugar de las uvas… Miles de tractores han salido a las carreteras (nunca me figuré que hubiese tantos en España) para llorar su llanto de indefensos ante una cadena de despropósitos que han convertido a los agricultores y ganaderos en esclavos del sol y las faenas, sin provecho.
José Antonio Muñoz Rojas, el más grande poeta antequerano los defiende en su mejor libro: “Hombres del campo, hechos al polvo y a la pena… Luego, os ata la carga del amor, se os arruga la cara, se os hace pesado el andar, duras las manos, torcida la sonrisa”.
…Tierra somos todos, a ella hemos de ir en la concordia de un abrazo sin fatiga, como hermanos.