Tras la belleza serena de Tresjuncos, empiezo a atisbar las cicatrices de la España vaciada. Las casas con las ventanas cerradas, las calles desiertas al caer la tarde, la escuela cerrada...
No sé quién ha dicho días atrás que este mundo está un poco loco. Creo que fue Zelenski, pero da igual. Tiene más razón que un santo. Pasan cosas muy raras, a veces difícil de entender, a veces difícil de comprender y
Los Gobiernos no están para ser insultados, sino para ser requeridos a una vida sensata con parámetros que el opinante ofrece objetivamente como valiosos. Sin crítica, no hay posibilidad de retomar otros caminos diferentes que puedan cromatizar el monocolor de las ideas