El presente, ese instante en que se enfría el café

27 de noviembre de 2025
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Taza de café / Freepik

‘Antes de que se Enfríe el Café’, una obra que invita a la reflexión en términos de observación personal

Antes de que se Enfríe el Café es un libro de Toshikazu Kawaguchi (Osaka, Japón, 1971) que se desarrolla en una cafetería llamada Funikuri Funikura. Se esparce el rumor de que en esta cafetería mágica es posible volver al pasado, pero para hacerlo hay que cumplir con reglas muy específicas.

La primera ordenaba que si se deseaba regresar al pasado únicamente sería posible con alguien que ya hubiera estado en esa cafetería. La segunda, que el presente jamás cambiaría, pese a los esfuerzos que se llegaran a imprimir para ello.

La tercera marcaba que si en el asiento en el que se pretendía regresar, ya había una persona “sólo podías sentarte en él cuando esta se levantara”. Una cuarta regla avisaba que en el momento de estar en el pasado “no podías levantarte ni moverte del asiento”.

Y la quinta, que es la que ofrece el título del libro, ordenaba que únicamente se podía permanecer en el pasado “el tiempo que tardaba en enfriarse el café”. Esta regla, muy sugerente, invitaba a pensar y a apurarse, por lo efímero del tiempo en que permanece el café caliente.

Cuenta cuatro historias con las cuales es posible que los lectores se identifiquen, estableciendo su propia conexión.

En la primera, narra la de una joven que no logra casarse con su novio y trata de volver al momento del rompimiento para encontrar respuestas de la separación; la segunda es de un hombre que ha perdido la memoria; la tercera se refiere a dos hermanas: una que come en abundancia y la otra que huye del hogar. La última retrata el esfuerzo de una mujer embarazada que desea conocer a su bebé, a la que dará a luz, pues no será posible sobrevivirle.

El libro ha vendido más de un millón de ejemplares en Japón. Está basado en una obra teatral del mismo nombre, que recibió el primer premio en el festival de Suginami. También fue adaptada para el cine en el mismo Japón, y va por una secuela.

¿Qué es lo que la vuelve tan popular? La premisa, ese deseo de viajar en el tiempo para recuperar trozos de la memoria, es un recurso encontrado en muchas obras. Quizá lo que lo vuelve diferente es el cúmulo de reglas que han de cumplirse para lograr algo que está fuera de la realidad, pero combinado con un elemento de la cotidianidad común: el café.

Todo lo que ocurre en esta cafetería atraviesa un filtro personal, como lo señala el mismo autor: “Las personas no percibimos las cosas que vemos u oímos de modo objetivo, sino que distorsionamos la información (…) en función de nuestras experiencias, pensamiento, circunstancia, delirios, gusto, conocimientos, percepciones y otras sensibilidades varias”.

Cada uno de los personajes que buscan viajar en el tiempo lo hace desde su propia situación particular y atravesando sus propios filtros. Es una obra que invita a la reflexión en términos de observación personal y la manera en que toda una sociedad puede colaborar en los procesos que sus habitantes experimentan, como ocurre con quienes acompañan en la obra a aquellos que desean fervientemente volver atrás.

Se detiene el lector a pensar en la popularidad del libro, atribuible quizá a la manera de tratar de reconciliarse con el pasado. Un libro que permite avizorar en las deudas que se tienen con ese pasado, saldarlas y avizorar el futuro con mayor optimismo.

El presente está representado en los evanescentes momentos en que dura el café caliente. Una suma de instantes que son el tesoro vital de cada cual.

Por su interés reproducimos este artículo de María C. Recio publicado en Vanguardia (MX) – El presente, ese instante en que se enfría el café

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