¡Presidente Sánchez, no tenga miedo a la democracia!

Admito que mi capacidad de sorpresa y de indignación con Pedro Sánchez y su Gobierno no tiene fin. El presidente socialista es como los magos y artistas de circo, ‘el no va más’ y el ‘nunca visto’ y siempre juega con las cartas marcadas y con un conejo en la chistera. Se trata de engañar al respetable y agitar la fantasía. De eso va la magia ¿no?

Lo que sucede con el líder de este Ejecutivo es que su capacidad de engaño traspasa cualquier truco porque debe pensar que los españoles son idiotas, que a juzgar por las muchas cosas que pasa parece que algo hay de eso, y deja caer cosas él mismo o sus ministros pesebreros, que más que asombro provocan sonrojo y estupor.

Ha venido a decir el Gobierno que si no tiene apoyos suficientes para aprobarlos que para qué ve a presentar y defender los Presupuestos Generales del Estado porque, en opinión del Gobierno, es mejor “no hacer poder el tiempo a sus señorías en la Cámara”. Un genio, y éste sí que lo es, José Mota lo dice así: “Si hay que ir se va, pero ir ‘pa na’…

Lo que sucede es que a diferencia de Mota, Pedro Sánchez tiene la obligación constitucional de ir y presentar su proyecto de Presupuestos y defenderlo en el Congreso. Y nunca, nunca, se puede interpretar como una pérdida de tiempo que el Congreso conozca la propuesta de cuentas del Gobierno y que puedan discutirlas los diferentes grupos. Es uno de los grandes cometidos de la Cámara y es una de las principales responsabilidades en el trabajo de sus señorías. Lo exige la Constitución y hay plazos legales para ello, cosa que parece ignorar el presidente.

En un momento en el que está sobre la mesa el aumento del gasto militar para el rearme que pretende Europa (sí, señor Sánchez, rearme, que no es otra cosa) habrá que conocer de dónde se van a sacar estas inversiones extras y, aunque se anuncie que no será a costa del gasto social, habrá que explicar de qué partidas y cómo hacerlo.

Hasta los socios de Gobierno le han pedido que presente los Presupuestos, pero Pedro Sánchez sabe que el riesgo de salir derrotado es muy alto porque está más solo que nunca, y entonces tendría que convocar elecciones o, el mejor de los casos, someterse a una moción de confianza. Y claro, no quiere poner en riesgo su presidencia ni el poder. Es mejor prorrogar, tirar de engaños y componendas y que siga la fiesta. Pero en Europa ya no le compran sus trucos y artimañas y en España estaría por ver en unas elecciones. Las encuestas de verdad, no la del CIS, afirman que los españoles tampoco. ¡No tenga miedo a la democracia, presidente, deje que fluya en las urnas!