¡Pin, PAM, fuego!

16 de marzo de 2023
2 minutos de lectura
Ángela Rodríguez, secretaria de Estado de Igualdad

En política y desde los tiempos de la Transición los hay y los ha habido graciosos, irónicos, malajes, simpáticos, estúpidos, mordaces, más listos que el hambre y más tontos que una zanahoria. La política es así, capaz de acoger a lo mejor, lo peor y lo regular de cada casa.

   Cada tiempo tiene sus personajes y algunos han marcado impronta. Desde el lenguaraz Pedro Pacheco, que en sus tiempos de alcalde de Jerez, se convirtió en el azote de la justicia, hasta el divertido Alfonso Guerra, de discurso inteligente y ácido.

Con el paso de los años y las legislaturas llegaron otros y quizás entre todos Mariano Rajoy dejó huella por su verborrea siseante, a veces inconexa, aturullada, de auténtico trabalenguas ininteligible que ha dejado maravillosos testimonios.

En este tiempo nos está tocando ‘disfrutar’ de doña Ángela Rodríguez, la secretaria de Estado en el Ministerio de Igualdad conocida como Pam, que no ha dejado de sorprender con sus afirmaciones, reflexiones, comentarios y análisis de lo más sesudo (que no tiene nada que ver con el sexo, aunque a Pam le guste mucho hablar de eso, o para ser precisos, de follar).

Hasta el punto de que la ‘número dos’ de la ministra Irene Montero es ya una estrella mediática que gusta del escándalo y destaca por declaraciones en las que dispara contra todo lo que se mueva que no sea de su cuerda ni ‘altura intelectual’.

Pam es ‘finura’ y ‘elegancia’ con términos y expresiones con las que acaricia la poesía pura. Es moderada y sensata en sus valoraciones y, como alto cargo del Gobierno, mide palmo a palmo sus palabras con el respeto y cortesía parlamentaria que se exige a una secretaria de Estado.

 ¿Es o no es una ambrosia, un manjar para el buen gusto el vídeo que difundió con motivo de la manifestación del 8M en el que se lamentaba de que la madre de Abascal no hubiese podido abortar?

¿Ha sido o no sido exquisita doña Pam cuando acusa a los hombres de ser violadores y “desgraciadamente en nuestro país lo son bastante”? ¿Y qué me dicen de la dirigente política que acusa a los jueces de “machistas” por rebajar penas a delincuentes sexuales al aplicar la ley del ‘sólo sí es sí’, que ella ayudó a perpetrar?

La muchacha dice estas cosas y se queda tan ancha y no se vayan a pensar que se ha arrepentido de estas barbaridades porque hayan podido ser fruto de un calentón.

Nada de eso, Pam pone siempre su mejor ‘sonrisa Podemos’ y maquina la siguiente insolencia pensando que lo hace con gracia y salero, pero a la gallega no le sale la simpatía por los poros y, fuera de sus ‘follower’ y ‘me gusta’ de los forofos de morado, PAM enoja y cabrea a los jueces que no se consideran machistas por aplicar la ley que les ha llegado; a la madre de Abascal y a las muchas madres que nunca se plantearon abortar, a los miles de hombres que no son violadores ¡incluso siendo españoles!, y en general a los ciudadanos que exigimos que la política se dignifique con representantes públicos que la dignifiquen y la respeten.

 Pam recibe más 120.000 euros por ocupar un cargo que le pagamos entre todos, incluso los que ella denosta, insulta y menosprecia.

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