Se precisa de mucha inteligencia, como la de Aristóteles, para condensar en una frase todo un comportamiento: “Primero vivir, luego filosofar”. Permítaseme, desde la humildad y respeto, que revierta la sentencia buscando alternativas al provecho: Primero filosofar, luego vivir.
El presidente español está de nuevo en periodo de reflexión para ver cómo arregla el lío de Puigdemont sin inmolarse él ni sacrificar a Illa. Está pensando en el dinero, que todo lo puede en tierra de catalanes, aunque sea el de