¡Las manos a las carteras, que viene Sánchez!

15 de mayo de 2024
4 minutos de lectura
Sánchez quiere convencer a Puigdemont por la cartera
Illa, en primer plano y Sánchez, detrás, celebran el triunfo en las elecciones catalanas. /EP

El presidente español está de nuevo en periodo de reflexión para ver cómo arregla el lío de Puigdemont sin inmolarse él ni sacrificar a Illa. Está pensando en el dinero, que todo lo puede en tierra de catalanes aunque sea el de todos los españoles

Pedro Sánchez está otra vez de reflexión. Esta vez no lo ha dicho públicamente ni se ha tomado cinco días por el morro para tener a todo el país con el estómago ‘encogío’, sobre todo a los del pesebre, pero los resultados de las elecciones catalanas lo han vuelto a poner en el reclinatorio de la oración y el recogimiento.

Y es que los socialistas ganan de calle en los comicios y sale el prófugo Puigdemont y dice que tranquilos, que si alguien tiene que ser el presidente del país de la sardana y del ‘pa amb tomaca’, es él. ¡Qué Illa, ni que Illa, ni leches! Y hasta tiene la desvergüenza el tío, sí, el tío de la peluca, de recordarle que él tampoco ganó en las urnas y ocupa tan pancho la Moncloa con los votos, entre otros de su partido.

Así que el presunto delincuente acomodado en tierras del Sur de Francia le ha amargado el 12M a Sánchez con la amenaza clara de que si no cumple él no cumple, que traducido del catalán al español es que si no sacrifica a Illa y lo apoya para president que se despida de la Moncloa y del Falcon.

De la reflexión salen siempre ideas y muchas veces no son buenas si las pare la cabeza del líder sanchista. Pensó en esos cinco días de reclusión que la solución estaba en amordazar a los jueces y periodistas que le tocan las narices para que lo dejen hacer y deshacer, y ahora piensa cómo desarmar al pelopincho básicamente con el mismo objetivo: que lo deje en paz y no le toque la moral.

Proclive como es el presidente a ser generoso con lo que no es suyo, ha pensado qué haría feliz a Puigdemont y a su equipo, y les ha dicho a los de Junts que, si dejan que el PSC forme Gobierno, está dispuesto a potenciar la imagen y el papel institucional de Cataluña y, lo que es más importante, que está decidido a gastarse una ‘cantidad indecente’ de dinero en Cataluña, por recordar las palabras de Richard Gere en una boutique para que atendieran como se merecía a la bella Julia Robert. ¿Se acuerdan de Pretty Woman? ¡Claro que sí, como olvidar ese cuento de hadas en el que los sueños se hacen realidad y la cenicienta se convierte en princesa!

Qué pena que los catalanes sean más de money que de cuentos y fantasía y que hablando de parné es más fácil entenderse con ellos, pero don Pedro debería recordar que ese dinero es de todos los españoles y que debe repartirlo como a buenos hermanos entre todas las comunidades y territorios. Si Sánchez piensa en ser generoso y ‘conviar’ a los de Junts, lo único que podemos hacer es dar por hecho que nos tocará la cartera al resto, es decir que la fiesta la pagamos los demás. Otra cosa es que esta vez sea suficiente para contentar a los independentistas. Quizás no.

De momento podemos estar tranquilos hasta junio. Aquí no se mueve nada hasta que pasen las elecciones europeas y los partidos hagan cuentas de sus números, y lo que esos le permitirán hacer para negociar gobiernos o pensar en elecciones, sean otras nuevas para octubre en Cataluña si el bloqueo no da otra opción, o sean de adelanto en España si Pedro el guapo no tiene más remedio. Hasta se puede pensar en que las dos elecciones podrían coincidir.

Pero esa sería la decisión más drástica, que no improbable. En el tablero político español ahora mismo se podría hablar de un puñado grande de alternativas antes de convocar de nuevo a las urnas. Por ejemplo: ¿vamos a un gobierno constitucionalista que presida Illa con permiso del PP? ¿Pensamos en un gobierno de izquierdas si dentro de unas semanas se le ha pasado el berrinche a ERC y lo facilitan junto a Comuns? ¿La solución pasa por un Gobierno con Puigdemont y el PSC mirando para otro lado?….

Lo único que no suma es un gobierno independentista. Los catalanes han dicho que están hartos de tanto mamoneo secesionista mientras ven como se deterioran los servicios públicos y sociales, el acceso a una vivienda es una quimera, las inversiones de capital extranjero siguen eligiendo un Madrid mucho más tranquilo y receptivo, las 800 empresas que se fueron no regresan, los transportes públicos dejan mucho que desear, la sanidad alarga y alarga sus listas de espera, en educación faltan maestros y el informe PISA dice cosas horribles de los estudiantes catalanes… Y todo eso y más no por falta de dinero, mismamente por mala gestión o por ninguna gestión cuando se está en la independencia y se olvida todo lo demás.

Ahora en Cataluña necesitan un poco de tiempo para dejar que se celebre el funeral de Pere Aragonés con las honras propias de quien lo ha dado todo y no ha hecho nada, que Oriol se resitúe al frente de los republicanos y que Puigdemont haga las maletas y regrese a suelo español amnistiado de culpa y pena. Y, por supuesto, que PSOE y PP decidan la estrategia para el campo de batalla. En fin, queridos lectores, que el lío que tenemos en Cataluña es de aúpa y nadie en su sano juicio puede decir qué pasará ni cuál será la solución definitiva. Vamos a disfrutar de estos días de tranquilidad hasta que lleguen las elecciones al Parlamento europeo y entonces volveremos al barro. Con un poco de mala suerte quizás volvamos antes. A nuestros políticos les gusta mucho el lodo y el follón.

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