Hoy: 10 de noviembre de 2024
Seguramente fue San Agustín, tras uno de sus laberintos filosóficos, quien afirmó la frase que ha justificado muchos despropósitos: “Quien obedece no se equivoca”. Naturalmente que puede equivocarse, sólo que la virtud de haber obedecido remonta cualquier error que haya producido esa obediencia. También San Pablo en su carta a los efesios insiste: “Mujeres, obedeced a vuestros maridos” … según y como, me atrevo a corregir.
De todas formas, yo creo en la musculatura espiritual del que obedece y, más de una vez, he procurado sin mucho éxito intentar ser uno de ellos. Pero lo que ahora me pide el ministro de cultura, de apariencia confusa y más bien deshilachada, supera todo ejercicio de emprendimiento. Asegura que él va a luchar para que en toda España se aprenda y se hable el catalán… En la intimidad podría intentarlo. A mis años sólo aprendería a decir xocolata en vez de chocolate o Carlas en lugar de Carlitos. Poco más. Si creyera en la reencarnación le prometería iniciarme en el catalán desde el principio. Menos mal que no creo en eso, más bien por no tener que encontrarme con usted nuevamente o con alguno de los suyos.