Escribía Eliot que “somos música mientras dura la música”. Nosotros podríamos añadir que somos lágrimas mientras dura la memoria del llanto. Espero y deseo que no se olvide pronto la tragedia que acabamos de vivir, sobre todo en Valencia, donde la legítima desesperación hizo que los Reyes se llenaran de barro. A estas alturas dudo si Felipe VI, capitán general de los ejércitos, tiene que pedir permiso para resolver con los soldados y los mandos la salvación de las tragedias…
Este pueblo español, tan variopinto (no hay más que escuchar a los de Esquerra y compañía), es de una solidaridad incalculable. Se nos solicita ayuda y allí estamos, con lo puesto, ofreciendo lo poco que nos sobra. Cuentas en tal banco, cuentas en Cruz Roja o Cáritas… vergüenza debiera darle al Gobierno, con todo lo que esquilma en exagerados impuestos, no salir rápidamente a rescatar de las penalidades sin necesidad de más colaboraciones. Dicen que nuestros caudales, fagocitados sin remedio, están al servicio de las urgencias que el pueblo devengue. Déjense de tantos gastos en lo que no deben, ayuden y sepan rescatar con lo nuestro las lágrimas desesperadas.
pedrouve