Los obispos españoles han alertado de una «crisis moral y ecológica» y han pedido que los países ricos condonen la deuda a los países pobres como una cuestión de «justicia».
Así lo expresan en su mensaje con motivo del Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación 2025, que la Iglesia celebra el 1 de septiembre:
«La Iglesia pide la condonación de la deuda no como un acto de generosidad, sino como un acto de justicia, basado en la conciencia de los desequilibrios económicos y las desigualdades sociales.
Esto requiere una reforma profunda de la arquitectura financiera internacional, con ayudas en lugar de préstamos y al servicio de las personas, especialmente de las más vulnerables»
Los prelados advierten de que los países más endeudados tienen que sacrificar inversiones en educación, salud, infraestructuras o resiliencia climática para pagar a sus acreedores. La situación, subrayan, es «especialmente grave» en África:
«Esta es una gran injusticia: las poblaciones que menos han contribuido a la crisis climática son las que sufren las peores consecuencias y los mayores costos de una crisis que no han causado»
Atribuyen esta responsabilidad de manera compartida, pues «involucra tanto a gobiernos deudores como acreedores que prestaron en condiciones de riesgo» y «a las instituciones financieras internacionales cuyas políticas han perpetuado estas crisis».
Ante este panorama, invitan a «construir puentes de integración, trabajando por una justicia ecológica, social y ambiental entre los países ricos y los empobrecidos».
Los obispos advierten también de «una paz rota», amenazada por «el armamentismo, los conflictos regionales y la falta de respeto a la naturaleza». Consideran que esta situación está vinculada a una «crisis moral profunda«:
«El Papa san Juan Pablo II ya señalaba en 1990 que, debido al deterioro ambiental, la humanidad no puede seguir usando los recursos de la tierra como antes. La raíz de esta crisis no es solo técnica o política; es una crisis moral profunda.
El Papa Benedicto XVI reafirmó que las crisis actuales, ya sean económicas, alimentarias, ambientales o sociales, están relacionadas y son, en esencia, crisis morales»
También citan al Papa Francisco, que advirtió del «consumismo extremo de algunos». En esa línea, alertan de que «el estilo de vida hedonista y consumista de muchas sociedades ignora los daños que causa». Y añaden:
«Esto refleja una crisis moral profunda: cuando se pierde el sentido de la dignidad humana y el valor de las criaturas, aumenta el desinterés por los demás y por la tierra»
En este contexto, los obispos españoles proponen tres «semillas de paz».
La primera es «poner fin a la violencia y la guerra«:
«El mundo está sumido en la tragedia de la guerra, y el grito de auxilio de tantas poblaciones debe impulsar a los líderes a poner fin a los conflictos. Es un sueño que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte»
Añaden que «cualquier guerra a escala mundial causaría daños socioambientales incalculables«. Incluso los conflictos locales, advierten, «dañan la tierra, destruyen cosechas y envenenan las aguas, todo ello con terribles consecuencias para las poblaciones humanas».
Las otras dos semillas son «adoptar una nueva solidaridad y cambiar los estilos de vida«, apostando por «sobriedad, austeridad, templanza, autodisciplina y espíritu de sacrificio»; y «restaurar la confianza y caminar juntos«.