Un nuevo estudio revela una realidad preocupante: casi un tercio de los jóvenes en España, entre 18 y 30 años, asegura haber sufrido violencia sexual durante su infancia. La cifra alcanza el 28,9%, según el informe Prevalencia de la violencia contra la infancia y la adolescencia, presentado por el Ministerio de Juventud e Infancia. Además, una cuarta parte de los jóvenes declara haber sido víctima de violencia en el ámbito de la pareja.
La investigación, basada en más de 9.000 encuestas a adultos jóvenes, recoge seis tipos de violencia: psicológica, física, sexual, en el ámbito de la pareja, negligencia y digital. Entre estos, la violencia psicológica es la más frecuente, afectando al 48,1% de los encuestados, principalmente por parte de los progenitores. La violencia física alcanza al 40,5% de los jóvenes, también con los padres como principales responsables. En cuanto a la violencia sexual, una de cada diez personas asegura que esta situación continuó incluso en la edad adulta.
Los perpetradores varían según el tipo de violencia. En el caso de la violencia sexual, las parejas y amigos son los más mencionados, mientras que la violencia digital suele provenir de parejas, desconocidos y otros menores. La negligencia afecta al 24,4% de los encuestados, y un porcentaje similar experimenta violencia digital, con repercusiones que muchas veces llegan a la adultez.
El estudio también subraya que ciertos grupos son más vulnerables. Entre ellos se encuentran las niñas y mujeres adolescentes, personas LGTBIQ+, migrantes, quienes tienen menor nivel educativo y personas con algún grado de discapacidad. Esto indica que la violencia infantil no afecta de manera uniforme, sino que golpea con más fuerza a quienes ya enfrentan desigualdades, según Europa Press.
Los expertos señalan que estos datos no solo reflejan un pasado doloroso para muchos jóvenes, sino que también alertan sobre la necesidad de políticas públicas efectivas. La prevención, la educación emocional y la protección a menores son claves para reducir estas cifras. La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, destacó la urgencia de abordar estos problemas y garantizar que la infancia sea un espacio seguro para todos.
El informe pone en evidencia que la violencia infantil deja huellas profundas y duraderas. Reconocerla es el primer paso para intervenir y prevenir que nuevas generaciones sufran situaciones similares. La sociedad entera tiene un papel que cumplir para proteger a sus jóvenes y garantizar que la infancia sea un tiempo de cuidado y desarrollo, y no de miedo y abuso.