Los NO-derechos de los presos en España: registros y cacheos. Art. 23 LOGP (Cap. 4)

Los cacheos de los que son objetos tanto los familiares como los internos antes y/o después de algunas de esas comunicaciones, están en el límite de lo permitido

            “La aceptación generalizada de una idea no es ninguna prueba de su validez»

Los registros y cacheos que se les pueden realizar a los presos en España vienen recogidos en el artículo 23 de la LOGP que dice así:

Artículo veintitrés

Los registros y cacheos en las personas de los internos, sus pertenencias y locales que ocupen, los recuentos, así como las requisas de las instalaciones del establecimiento, se efectuarán en los casos con las garantías y periodicidad que reglamentariamente se determinen y dentro del respeto a la dignidad de la persona.

Al artículo publicado el pasado día 7 de junio, un lector, que firma como ‘José’, hacía el siguiente comentario: 

¿Y  los cacheos? No menciono detalles, por decoro y decencia. Los cacheos de los que son objetos tanto los familiares como los internos antes y/o después de algunas de esas comunicaciones, están en el límite de lo permitido. He sido testigo de lo que hacen y estoy seguro que no les gustaría a ellos tener que sufrirlo. ¿Les hacen a los funcionarios también este tipo de control? Es un secreto a voces de que hay funcionarios que permiten que entre la droga a los centros. ¿Quién revisa al que revisa?…

Efectivamente, nuestros familiares y amigos han tenido que pasar por esos malos tragos cuando entran en una prisión para visitarnos, incluso cuando vienen a cristales, donde no existe contacto físico entre las visitas y los presos. Incluso he sido testigo de cómo la Guardia Civil les pasa los perros del equipo cinológico a los familiares.

Registros singulares

Pues si esto es lo normal, lo habitual para las familias y los amigos ¡Imagínense lo que es habitual y normal para los presos!

Los registros que se llevan a cabo sobre las pertenencias y las celdas de los internos son de lo más singulares. Sobre las pertenencias, sobre las mochilas y bolsas que cada preso debe bajar de la celda al módulo, si quiere poder estudiar, comer o cagar, hacer deporte y lavarse, se suele respetar que el interno esté presente y delante cuando se registra. Suele ser lo habitual, pero no deja de haber ocasiones en las que se pasa por alto ese pequeño requisito de legalidad.

Con respecto a los registros de las celdas, eso es otro cantar. Se disimula un registro con un control de limpieza, o de barrotes o simplemente de permanencia en celda del interno. En estos controles, el funcionario de turno no debe tocar nada, tan solo entra y visualmente comprueba. Son 10 metros cuadrados y el único hueco a comprobar es la ducha, si la cárcel es de las modernas.

Buscar algo…

De vez en cuando, el jefe de Servicios, o el subdirector de Seguridad, ordenan un registro de celdas aleatorio o buscando algo en particular, pero que no quieren que se sepa lo que buscan ni a quien quieren ‘buscárselo’. Y ahí es donde se pasan por el escroto, nombre técnico del forro de los cojones, la legalidad vigente.

Por muy presos que seamos, la celda es nuestro ‘domicilio’ a efectos de respetar la legalidad, y esa legalidad establece que el registro se debe efectuar con el interno delante, presente, no fuera de la celda, en el pasillo del pabellón, sino presente, que pueda ver lo que se hace, o si no fuera posible por estar ausente, en presencia de dos testigos.

Así lo establecen las normas ‘Nelson Mandela’ en su Regla 50. Y se añade en la Regla 51 que:

Los registros no se utilizarán para acosar ni intimidar al recluso ni para inmiscuirse innecesariamente en su intimidad. A efectos de rendir cuentas, la administración penitenciaria dejará debida constancia de los registros que se lleven a cabo, en particular de los registros personales sin ropa, los registros de los orificios corporales y los registros de las celdas, así como de los motivos de esos registros, la identidad de quienes los llevaron a cabo y los resultados obtenidos.

El artículo 68.5 del Reglamento Penitenciario establece que de los registros se debe formular parte por escrito. Yo no he visto nunca dicho parte ni lo veré, porque no les gusta escribir y no les interesa falsificar muchos papeles.

Acosar e intimidar

Pues a pesar de lo establecido tanto en las normas internacionales como en las españolas, los funcionarios de prisiones utilizan los registros y cacheos para acosar e intimidar a los reclusos protestones y querulantes. A los ‘comepollas’ y ‘pagafantas’ no les pasará nunca esto. De hecho yo lo he vivido en mis propias carnes en Estremera, cuando les pedí el número de funcionarias a las dos hijas de la gran … que me registraron la celda sin estar yo presente. Vino el protector, el jefe de Servicio, un pastor que tan solo le faltaba el callado ya que el rebaño ya lo tenía.

Para convencerme de que retirare la petición, la instancia, primero me realizaron un cacheo, que no llegó a desnudo integral, ya que me dejaron en ‘gayunbos’. Después subimos a la celda y a la voz en grito de “ahora vas a saber lo que es un registro” me tiraron la celda abajo. El colchón, la cama, la ropa, los libros, las carpetas, todo por el suelo. y después viene la amenaza: “Quieres seguir o lo dejamos, porque si sigues esta noche te cundo y a tomar por el culo». Y claro, estando con permisos, un parte disciplinario, por cualquier motivo te los paraliza inmediatamente, y no es cuestión.

Cárcel de Estremera

Muchos recuerdos a la ‘Gallega’ Diana, a la ‘Culogordo’, desconozco su nombre, al ‘perillas’, otro ‘hideputa’, y al jefe de servicio, cuatro hijos de la gran …, funcionarios de la cárcel de Estremera.

Con respecto a los cacheos y registros, llamados invasivos, de los orificios corporales, las normas son muy claras. La regla 52 de las Normas ‘Nelson Mandela’”’ dicen lo siguiente:

1. Los registros invasivos, como los registros personales sin ropa y los registros de los orificios corporales, solo se efectuarán cuando sean absolutamente necesarios. Se alentará a las administraciones penitenciarias a idear y poner en práctica alternativas adecuadas a los registros invasivos.

Los registros invasivos se harán en privado y por personal calificado del mismo sexo que el recluso.

2. Los registros de los orificios corporales solo los podrán hacer profesionales médicos calificados que no sean los principales responsables de la atención del recluso o, como mínimo, miembros del personal que hayan sido adecuadamente capacitados por profesionales médicos en cuanto a las normas de higiene, salud y seguridad.

Pues bien, de eso nada. Se te presentan en la celda, te dicen que te despelotes. Si te pones ‘farruquito’ te inflan a hostias, y después te dicen que hagas sentadillas hasta que te entren ganas de cagar. Si necesitas ayuda te dan unos cuantos porrazos en el abdomen para acelerar el proceso. Ni bata, ni facultativo, ni profesionales, salvo los que entienden de torturas y de pasarse las normas mínimas de dignidad por el forro de los cojones.

Malas experiencias

Esto, lo hemos vivido todos los presos que hemos pasado por las cárceles españolas, el que no lo haya vivido en sus propias carnes, lo ha visto o lo ha oído, porque se aseguran de que no haya testigos, al menos visuales.

Corto aquí porque me pongo malo solo de recordarlo. Os agradecería que expusierais vuestras experiencias, y las de vuestras familias. Recordar que lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas, pero que lo que pasa en la cárcel se debe airear, porque sino les seguimos dando libertad para hacer lo que les de la real gana.