Las maletas de Delcy

Escipión dejó muy claramente dicho que su mayor dolor era entenderlo todo. En la vida es preferible ignorar muchas cosas para sufrir lo menos posible, ya que el conocimiento es una fuente de intrigas y perplejidades.

De ahí que don Antonio Machado asegurara que la felicidad consiste en tener salud y la “mollera” vacía. O llenarla de superficialidades, que viene a ser lo mismo.

Esa debe ser razón suficiente para que no nos preocupemos demasiado por las maletas de la señora vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodriguez, que en Barajas dejó parte de su equipaje o lo cambió por otras pertenencias que en ese momento serían más útiles para ella. Ya que la señora Delcy es conocedora de que la estima de las personas depende, en gran parte, del equipaje que lleva.

La única maleta que ahora admiten las aerolíneas es la sabiduría que se cobija en la inteligencia junto a los valores que permiten su desarrollo… Pero la señora Delcy viaja en aviones privados y los muchos libros que seguramente llevaba en las maletas, lejos de ser delito, aumentan su prestigio cultural de vicepresidenta.

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