Hoy: 23 de noviembre de 2024
Tengo escrito en algún sitio que un andaluz muy educado, a la hora de pintar la fachada de su casa, le preguntó al vecino de enfrente de qué color la quería, pues era él quien más la iba a disfrutar. Después de mucha meditación, ganó el verde por fin y desde lejos parecía la casa un jardín hecho a medida.
El dueño de la casa del Tribunal Constitucional no ha preguntado a los vecinos de enfrente su preferencia, ni siquiera a muchos de los de dentro, ha ido pintando los pisos poco a poco, verdes también, y colocando macetas grandes con rosas en las esquinas de los ventanales. El dueño, lo que en realidad busca es parecerse a la inocencia regada de los patios cordobeses. La pintura viene de Moncloa, él no tiene más que coger la brocha. Cualquier cosa que le llega para juzgar, ajena incluso a la Constitución, el dueño de la casa lo pinta de verde, para que más destaque en el puño la rosa. Desde muy lejos sobresale la pintura de la casa: todos saben que se trata del TC y conocen el gusto del que manda.
Juan Ramón Jiménez nos previene: “No la toques ya más, que así es la rosa”.
pedrouve