Hoy: 23 de noviembre de 2024
Un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia y la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha concluido que el uso de la inteligencia artificial (IA) en los servicios de salud mental presenta “deficiencias significativas”. La investigación se realizó entre 2016 y 2021.
Este año, más de 150 millones de personas en Europa tenían una enfermedad mental. La pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación. Con menos posibilidad de acceder a los servicios y el complicado contexto económico, las personas con problemas de salud mental tienen más difícil superar sus trastornos. Ante eso, la IA puede utilizar datos sanitarios digitalizados para indagar en profundidad en la causas de estos problemas.
Aun así, el trabajo llega a la conclusión de que el uso de aplicaciones de IA en la investigación de la salud mental está “desequilibrado”, y que se utiliza principalmente para estudiar trastornos depresivos.
Ya en 2021, la OMS publicó por primera vez un informe sobre la IA, donde trata tanto las oportunidades como los riesgos de este fenómeno. En el documento, recalca la diversidad de los entornos socioeconómicos y de la atención sanitaria como factores que esta tecnología emergente debe tener en cuenta. Aspectos que tendrán que acompañarse de la formación de los profesionales de la salud en aptitudes digitales ante la automatización de sus funciones. Y, sobre todo, para preservar su autonomía y la de los pacientes frente a cualquier decisión basada en los algoritmos.