Se hace necesario que el festival, que antes se disfrutaba en familia, deje de ser un espectáculo con intereses geopolíticos entre los países participantes
Eurovisión ya no es lo que era. El festival europeo de la música más famoso ya no funciona. Ese espectáculo de luces, puestas en escena, y grandes voces se ha convertido en un auténtico fiasco para la música. Cuando en 1955 se creó oficialmente el Festival de Eurovisión, el objetivo fue unificar a los países con distintos idiomas y culturas gracias al lenguaje universal de la música y, por ende, dar a conocer al resto del mundo la variedad musical europea.
Sin embargo, con el paso del tiempo Eurovisión ha terminado convirtiéndose en un ‘show’ que en ocasiones roza la vulgaridad y en el que ya no importa la música, sino ganar o quedar lo más alto de la lista por ser el más extravagante y por tener mayor influencia política que genera mucho dinero.
Se hace necesario un cambio que deseche los intereses geopolíticos entre los países participantes y la pugna por aumentar los altos índices de share, y que vuelva a convertirse en el Festival de la canción más internacional que antaño se disfrutaba en familia.
Si bien es cierto que la industria musical no está atravesando su mejor momento, tal vez si Eurovisión decidiese apostar de lleno por la música y el espectáculo real, podría reunir el talento y la dedicación de artistas y grupos que actualmente ocupan los primeros puestos en las listas de éxitos en sus respectivos países.
Ejemplo de ello fue la mítica actuación de Michael Jackson, ‘El Rey del Pop’, que cautivó al público presente en la gala de los MTV (Video Music Awards) y que a día de hoy sigue estando considerada como la mejor actuación musical del certamen anual jamás vista.
En dicha actuación de 1995, ‘The King of Pop’ realizó un medley de su gira Dangerous con varios de sus éxitos y que acompañó con una clásica puesta en escena, deleitando al público y telespectadores con sus dotes de bailarín y sus míticos movimientos, como el moonwalker, desafiando la gravedad, cierres en punta de los pies y el robot.
Michael Jackson amaba y respetaba la música hasta elevarla a su máximo exponente. Ahora la música le debe mucho a Michael Jackson.