Por PATRICIA DE MIGUEL y ELENA STAN
El esperado documental de Netflix titulado ‘Harry y Meghan‘, estrenado el pasado jueves en la plataforma de pago, recoge el testimonio de la pareja sobre la dura situación que los llevó a separarse de la familia real británica y trasladarse definitivamente a Estados Unidos.
Con el objetivo de ilustrar las vivencias de la pareja y el acoso sufrido por Meghan por parte de la prensa inglesa, el documental hace un uso engañoso de videos de archivo en sus avances: recurriendo a fotos de los paparazzis durante la premier de Harry Potter en 2011; a la expectación suscitada durante la salida de prisión de Michael Cohen, exabogado de Trump; o a la llegada a la corte de la influencer Katie Price. Asimismo, Netflix muestra una imagen de Meghan llegando a Toronto (Canadá) mientras aparece una instantánea de un paparazzi para demostrar que estaba siendo perseguida. Sin embargo, la fotografía del fotógrafo forma parte de un stock del 14 de mayo de 2012.
A pesar de haber huido de la persecución mediática inglesa para “proteger a su familia”, la manía persecutoria de los Duques de Sussex los ha seguido en su actual residencia en Montecito (Los Ángeles). Una exclusiva zona residencial repleta de famosos y millonarios y que cuenta con amplia vigilancia y seguridad para evitar los objetivos indiscretos de los paparazzis; lo cual hace inverosímil que estos hayan estado grabando en las inmediaciones de su casa. Más aún a sabiendas de que en Estados Unidos Harry, Meghan y la realeza carece de interés para la prensa del país.
El romance
Según indica la pareja en su documental, se conocieron por medio de un amigo en común. Al parecer Meghan, que había salido recientemente de una relación, planificó “un verano de chicas” por Europa en el que acabó topándose con Harry en Instagram. La pareja, empezó hablando poco a poco y entre citas furtivas y meses de relación a distancia se fueron conociendo.
El viaje a Botswana, después de haberse visto en un sinfín de ocasiones, cimentó su relación al estar viviendo en una tienda de campaña sin facilidades o acceso a internet. Así pues, Harry afirma que supo que Meghan era la mujer para él porque “mucho de lo que refleja es similar a mi madre. Tiene la misma compasión, la misma empatía, confianza y calidez”, indica.
Sin embargo, la burbuja tuvo que explotar y llegó el momento de hacer pública su relación. En el documental, Harry revela que el hecho de que Meghan fuese actriz “nubló el juicio” de su familia y se convirtió en el principal problema para ‘La Firma’, como la denominaba Diana. “Ese fue el mayor problema”, reconoce Meghan que está dispuesta a proteger a sus hijos Archie y Lilibet de una “familia realmente histórica”.
Los medios británicos comenzaron a “atacar” a Meghan Markle y Harry afirma haber sido testigo del “odio” y el “racismo” que tanto Meghan como su hijo Archie han sufrido por la familia real y el pueblo británico.
“Ser parte de esta familia es deber y servicio, y yo siento que es mi deber destapar la explotación y el soborno que hay en los medios. Mi trabajo es mantener a la familia segura”, apunta Harry.
En otro momento de la entrevista, el duque de Sussex asegura que tuvo que proponerle matrimonio a Meghan en el Reino Unido porque necesitaba obtener el permiso de la reina Isabel II. Una afirmación que parece no ser obligatoria, pues otros ‘royals’ no lo hicieron: William y Kate se comprometieron en Kenia; Eugenia de York y Jack en Nicaragua; Beatrice de York y Eduardo en Italia; y Zara y Mike en Australia.
De hecho, el papel que desempeñaba la difunta Isabel II al respecto ni siquiera obligaba a las parejas de sus familiares a convertirse al anglicanismo, rama del catolicismo a la que pertenece la corona británica. Un requisito que la propia Meghan, católica protestante de nacimiento, decidió llevar a cabo voluntariamente para casarse con Harry. Según recoge la Ley de Sucesión a la Corona de 2013, puso fin a la “descalificación de una persona cristiana romana”, además de eliminar “el requisito de que las seis primeras personas en la línea de sucesión buscasen la aprobación del Soberano para contraer matrimonio”.
Durante la entrevista concedida a la BBC tras la pedida de mano y definido por Meghan como “un Reality Show orquestado”, la pareja de prometidos desveló datos de cómo fue la pedida de mano: “Estaba preparando un pollo asado en la cocina. Fue una sorpresa“, desvelaron en aquel entonces los emocionados novios. No obstante, en el documental de Netflix se muestra como Meghan, a pesar de que no sabía nada, grabó el momento de la petición.
Totalmente desamparados
Con la publicidad de la relación, el interés mediático en la actriz de ‘Suits’ creció exponencialmente. Su ignorancia sobre el funcionamiento de los medios ingleses y los protocolos de la familia real la pusieron en un aprieto, aún más cuando “no recibió apoyo” por parte de la casa real.
Sin embargo, la estadounidense recibió muchos gestos que no obtuvo en su momento su cuñada Kate Middleton. Por ejemplo, Meghan pasó unas navidades con la familia real antes de oficializar su compromiso con Harry para que la conocieran. Por su parte, la actual princesa de Gales, Kate, tuvo que esperar a la pedida para conocer a su familia política.
Asimismo, mientras que Kate no obtuvo protección policial al ser novia del príncipe William, ya que aún no formaba parte de la realeza, Meghan contó con un equipo de seguridad en la época de su noviazgo con Harry, pues éste emitió un comunicado en el que expresaba su preocupación por la seguridad de Meghan “sujeta a una oleada de abusos y acosos en las primeras páginas de los periódico nacionales, plegados de comentarios racistas y sexistas”.
En ese mismo comunicado Harry reconoció que “este es el precio a pagar” por formar parte de la familia real, sin embargo, esperaba que el comunicado “haga a la prensa reflexionar antes de causar daños mayores”. A pesar de este intento por parte del príncipe, el acoso a Meghan continuó, interfiriendo con su trabajo en Toronto, donde estaba rodando la serie Suits; hecho que llevó a producción a contratarle un equipo de seguridad ya que, según afirma la pareja, Meghan “recibió amenazas de muerte”.
Falsas declaraciones
Pese a que en la entrevista con Oprah, Meghan declaró no haber recibido ayuda por parte de la corona y del equipo de protocolo -como en su momento ocurrió con Diana-, en el serial de Netlix la actriz dice que solicitó y obtuvo ayuda en protocolo y estilismo. Pese a ello, Markle asegura: “me di cuenta de que nunca me protegerían”. No obstante, la reina Isabel II no dudó en ayudar a Meghan para facilitar el camino hacia su nuevo papel, prestándole los servicios de Samnatha Cohen, quien guió a Meghan durante los primeros meses en la familia tras haber sido la secretaria privada adjunta de la Reina durante 8 años.
Durante el tiempo que la pareja formó parte de la corona británica, un total de 14 empleados fueron despedidos o abandonaron sus puestos de trabajo por el mal trato y la actitud de la actriz Meghan.
En este sentido y según avanza ‘The Times’ un empleado de los duques de Sussex afirma haber sufrido bullying por parte de la duquesa. “He optado por guardar silencio por respeto a la Corona, pero siguen atacándonos a nosotros y a nuestra personalidad, reputación, etc. Necesitamos sentir que la familia real nos apoya”. Y prosigue diciendo que: “la única manera de acabar con esto de una vez por todas es que se nos permita hablar, y que el palacio rechace firmemente todas sus mentiras”, en respuesta a las acusaciones que los duques de Sussex han vertido sobre empleados del palacio que estaban implicados en la “filtración” y “fabricación de historias” falsas, todo un “juego sucio”, según afirma Harry.
“Siempre utilizan términos vagos como ‘la verdad’, ‘mi verdad’, pero no dicen nada concreto“, prosigue el exempleado. El medio inglés también recoge los testimonios de otros antiguos trabajadores, quienes no han dudado en cuestionar el documental asegurando que Meghan “nunca se enfrentó a las escenas en las que era acosada porque hicimos mucho por protegerla… ¡así que han tenido que inventárselas!”
Después de que la pareja asegurase en la entrevista con Oprah Winfrey que abandonaron la familia porque uno de sus miembros profirió “comentarios racistas” hacia Meghan y Archie, esta vez en su documental Harry y Meghan confiesan haberse apartado de la Casa Real después de ser víctimas de unas connotaciones racistas publicadas en la prensa inglesa.
Acoso: ¿un ritual real?
Lo cierto es que Lady Di, tras su divorcio con Carlos, y la entonces novia del príncipe William, Kate Middleton, nunca tuvieron la protección real que tanto ha demandado Meghan Markle. Y es que no hay ni una sola instantánea o vídeo en el que se aprecie que la entonces novia del príncipe Harry, Meghan Markle, sufría acoso por los fotógrafos. Más aún teniendo en cuenta que Markle nunca vivió en Londres durante el tiempo que fue novia de Harry, pues solo viajaba al Reino Unido para visitar al príncipe.
Diana, tras su divorcio, renunció voluntariamente a tener vigilancia policial por parte de la familia real, pese a que Harry recuerda que “en el momento en que se divorció, en el momento en que dejó la institución, estaba sola. Puede que fuera una de las mujeres más poderosas del mundo, pero estaba completamente expuesta”. Y apunta: “estaba aterrorizado. No quería que la historia se repitiera”, por eso, “tengo que hacer todo lo que pueda para proteger a mi familia”, sentencia.
No obstante, Kate sufrió acoso por parte de la prensa británica durante 5 años; siguiéndola hasta su propia casa, su trabajo, o incluso fuera de Inglaterra. En una ocasión en un aeropuerto, la entonces novia de William recibió graves insultos por parte de los paparazzi para que está hiciese alguna declaración. Además, su teléfono móvil fue hackeado 150 veces.
La primera aparición pública en solitario de los duques de Sussex fue la visita que ambos hicieron a la radio Reprezent 107.3 FM, en donde se puede observar a una radiante Meghan, que lejos de estar asustada por los flashes se mostró pletórica y no dudó en saludar a la multitud presente que la vitoreaba.
Asimismo, el documental muestra unas imágenes captadas de la pareja durante su viaje a Ciudad del Cabo junto a su hijo Archie, como una señal de ‘acoso’. Sin embargo, el periodista que estuvo con ellos aclaró que la residencia del arzobispo Tutu en Ciudad del Cabo sólo permitía la entrada de tres personas aprobadas por los mismísimos Harry y Meghan.
Así pues, es cierto que en el acto se encontraban varios fotógrafos. Pero una cosa es el consentimiento y otra muy distinta el acoso. Y en este sentido, el palacio de Buckingham cuenta con su propio equipo de fotógrafos que acompañan a los miembros de la familia real durante sus apariciones o eventos en público, como por ejemplo, Chris Jackson, el fotógrafo real.
No obstante, el palacio Buckingham tiene estrictamente prohibido tomar fotografías de su interior. Y eso es algo que han hecho Harry y Meghan. No se sabe si hubo la aprobación por parte de la reina, pero en caso negativo, los duques de Sussex habrían violado la privacidad al llevar un fotógrafo privado para fotografiarles dentro de la residencia de la residencia real por excelencia.