Jesús Ávila: “Desde siempre he sentido atracción hacia los templarios por el secretismo y el misterio que los envuelve”

23 de junio de 2023
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templarios
El periodista y escritor Jesús Ávila. | Fuente: archivo propio

El periodista y escritor ha publicado más de un centenar de libros, una veintena de ellos sobre la Orden del Temple, que ha dejado un gran legado histórico ignorado por muchos

Jesús Ávila Granados (Granada, 1950) es periodista y escritor. Ha publicado 118 libros, entre los cuales la mayoría se centra en los templarios. Como periodista colabora en medios de comunicación de gran prestigio. Además, es responsable de la sección ‘Rutas de la España mágica’, de la revista Offarm.

Ha sido condecorado en dos ocasiones por el Consejo de Europa como mejor periodista del continente. También ha recibido el premio Internacional de Periodismo Pica d’Estats, de la Diputación de Lérida; el Internacional de Periodismo Ciudad de Almuñécar y el Nacional de Periodismo José y Jesús de las Cuevas, entre otros muchos galardones. Y es conferenciante habitual.

Más allá de su participación en medios convencionales, tiene un canal de YouTube: Conocer la historia oculta. Esta cuenta tiene más de un centenar de vídeos, con especial hincapié en los templarios. Otra forma más de visibilizar a una orden en torno a la que hay un gran halo de misterio. Aunque, como él recuerda, gozó en su día de gran popularidad.

“En la Edad Media, ser templario significaba orgullo y prestigio para la familia“, afirma Ávila. Y señala que los miembros de la Orden del Temple “fueron ejemplo de convivencia. Aprendieron en Tierra Santa la relación, la tolerancia y el respeto entre culturas. En las encomiendas, los alimentos sobrantes se repartían gratuitamente entre todos los colectivos sociales necesitados (cristianos, judíos o musulmanes)”.

Respecto a la protección de la cultura, añade que “era la dama templaria la encargada de formar a los pequeños y jóvenes en las clases, que se daban a la sombra de un roble, siguiendo las tradiciones celtas”.

¿Desde cuándo le atraen los templarios y por qué?

Tuve el privilegio de nacer en Granada, en un carmen del Albayzín, frente a los muros de la Alhambra. De joven me llamó la atención que existiera en el sector oriental de la Vega de Granada un territorio llamado El Temple, cuya capital está en la actual población de La Malahá.

Años más tarde, me interesé en investigar, llegando a la conclusión de que ese territorio fue una zona entregada a comienzos del siglo XIV por el monarca Ismail I a un grupo de caballeros templarios que, desde Aragón, descendieron al sur, al Reino de Granada. Allí huyeron de la Inquisición y de las órdenes decretadas por los monarcas cristianos de exterminio de la Orden. Aquellos caballeros de la cruz de las ocho beatitudes, en agradecimiento, como hábiles estrategas militares, asesoraron a los generales nazaríes en la batalla de Sierra Elvira contra los ejércitos cristianos.

Desde siempre he sentido una especial atracción hacia los templarios. Por motivos como la falta que siempre ha habido de información sobre el tema, el secretismo de la organización y el aura de misterio que los envuelve. Su misma génesis, a partir de una visión por parte de san Bernardo de Claraval, que recibía de la Virgen María un chorro de leche con miel de su propio pecho, generó en el santo la visión onírica del mandato divino de llevar a cabo la misión primordial de fundar una nueva milicia, diferente a las ya existentes.

—¿Cuántos libros ha escrito sobre el tema?

—Actualmente tengo escritos 118 libros, la mayoría de ensayo, aunque también me siento a gusto escribiendo novelas históricas, enciclopedias, libros de viajes, obras de historia para pequeños, etc. De todo este patrimonio, una veintena de títulos están dedicados a los templarios.

Probablemente sea La mitología templaria (Diversa Ed.), el ensayo que más proyección nacional e internacional tenga, porque es el libro que tienen en su mesita de noche todos los templarios de nuestros días como obra de consulta. También quiero añadir La confesión, el médico templario; Templarios en el Maestrazgo; Templarios en las tierras del Ebro; Simbología sagrada; Los castillos templarios de España y mi aportación en Codex Templi.

—¿Cuida España el patrimonio de los templarios?

—No, en absoluto. Sea cual sea el color del partido político que mande en la Moncloa, el patrimonio templario de nuestro país está lejos de dejar el estado de ruina. En mi reciente obra, Los castillos templarios de España, describo las 162 fortalezas templarias de nuestro país, de las cuales, más de la mitad se encuentran en avanzado estado de ruina. Espero que las futuras generaciones se interesen más por este importante legado material, cuyo papel en la historia de España fue más que notable, en todos los sentidos.

—¿En qué país se les homenajea más?

—Probablemente sea Portugal donde mejor se cuide el patrimonio templario. También podríamos incluir a Suiza, el pequeño país alpino que, muy probablemente, ahonde sus raíces en los caballeros templarios. Estos, a finales del siglo XIII, adelantándose unos años a la catástrofe que se vislumbraba en el horizonte, decidieron emigrar a esos valles aislados en el corazón de Europa.

Y, con sus grandes conocimientos en economía, astrología, geografía, medicina, alquimia y demás ciencias, pusieron los cimientos de la que, a partir de 1291, sería la Confederación Helvética, la nación más independiente del mundo. También podríamos añadir a Francia, donde se conserva la mayor cantidad de testimonios templarios (castillos, iglesias, encomiendas, puentes, granjas, molinos, puertos, etc.).

—¿Por qué hay tanto secretismo en torno a ellos?

—Los templarios nacieron en 1118, a iniciativa de san Bernardo de Claraval. Pero fue en 1139, cuando el pontífice Inocencio II, accediendo a la demanda del comendador Robert de Craon, publicó Omne Datum Optimum. Una bula por la cual estos caballeros sólo dependerían de dos poderes terrenales: el pontífice, residente en Roma (San Juan de Letrán), y el gran maestre, casi siempre instalado en la ciudad de Jerusalén. Y que se confirmaría en 1172. Por lo tanto, todos los caballeros templarios quedaban liberados de los demás poderes.

El resto de las órdenes religioso-militares (hospitalarios, calatravos, santiaguistas, etc.) dependían de los obispos de turno. Este hecho daría lugar a muchas discrepancias, lo que generaría grandes envidias hacia el Temple. Por ello, poco a poco, se fue creando un hostigamiento contra los templarios, con leyendas descalificadoras, que aún hoy se siguen escuchando. Ya es hora de saber eliminar tales despropósitos.

¿Cuál es el templario con el que más se identifica?

—Son varios. Sin duda, debo hacer referencia a la figura de san Durando, nacido en Puigcerdà (Girona), en el siglo XIII. El único santo templario que subió a los altares, pero sería defenestrado por la Inquisición en el siglo XVII. También evoco a Jacques Bernard de Molay, último gran maestre del Temple que murió por honor a la Orden, quemado en la hoguera, el 18 de marzo de 1314. A Gualdim Pais, primer maestre templario de Portugal, fallecido en 1195, que potenció a Tomar como ciudad templaria lusitana.

Además, quiero citar a William de la More, último maestre templario de Inglaterra, que murió decapitado en la Torre de Londres en 1310. Y manifiesto mi más sincera felicitación a los últimos caballeros templarios de las fortalezas de Miravet (Tarragona), Jerez de los Caballeros (Badajoz), Monzón (Huesca) y Castellote (Teruel). Murieron luchando hasta su última gota de sangre contra los ejércitos cristianos que sitiaron las citadas fortalezas a finales de la primera década del siglo XIV.

¿Cuál es el legado principal que han dejado?

—El legado templario resulta impresionante, en todos los sentidos. A ellos les debemos la creación de la primera letra de cambio y la protección de los caminos de peregrinación a los santos lugares (Tierra Santa, Roma, Santiago de Compostela, Rocamadour, Caravaca de la Cruz y Liébana). Además, crearon un sistema de salud para toda la población con la farmacia. Tampoco podemos olvidar la protección y consumo de los alimentos que forman parte de la dieta mediterránea. Ni la creación de una raza equina única, mediante el cruce del caballo percherón con el árabe.

Otra aportación a destacar fue la transformación del arte románico en el gótico, a través del estilo cisterciense. Y no podemos ignorar su contribución a la creación de las universidades, de las escuelas de traductores y la de 75 catedrales en toda Europa.

Respecto a la economía, la Banca templaria negociaba grandes empresas civiles y religiosas, cobrando solo el 10% de interés. La banca judía percibía el 40%.

Por otra parte, los templarios recuperaron el culto a la Virgen María y elevaron a los altares a María Magdalena, la compañera de Cristo. A pesar de que la Iglesia oficial la condenaba como prostituta.

Actualmente, ¿hay alguna sociedad heredera de los templarios?

—En nuestros días, repartidas por todo el mundo, existen numerosas asociaciones neotemplarias que cumplen una memorable labor humanitaria de ayuda a los pueblos y gentes necesitados. Aprovecho para enviarles mi más sincera felicitación.

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