Hombre. Comunicaciones intrapenitenciarias

.- Un verdadero hombre no se contenta con esperar, actúa. ¿Incluso cuando el destino le es contrario? – A él le toca modificarlo. Si no es capaz de ello, que culpe a su propia mediocridad y no acuse a los demás de su desdicha. Ramses I: El hijo de la Luz. —Christian Jacq—

Los artículos 51 a 53 de la LOGP establecen que los internos podrán comunicar con sus familiares y allegados íntimos de dos formas: oralmente, lo que se conoce en el argot carcelario como “cristales” y los famosos “vis a vis”, tanto íntimos como familiares.

A pesar de que la normativa europea y las normas de la ONU (Normas “Nelson Mandela”) establecen que las comunicaciones deben ser vis a vis siempre, esto es sin barreras, nuestros políticos y carceleros se las pasan por el escroto, nombre técnico del forro de los cojones y hacen lo que les da la gana, como siempre. ¡Por seguridad y el buen orden del establecimiento! Dirán. Por vagancia y dejadez. Digo yo.

Comunicaciones orales (cristales) según el artículo 42 del RP tenemos, como mínimo, dos a la semana. Por lo tanto, tenemos dos a la semana, de 20’ cada una. Imagínense que su hijo está en la cárcel de Estremera y usted vive en Alcobendas. Tiene que recorrer más de 100 kilómetros para ir a verle, perder una mañana o una tarde, para estar hablando con su hijo dentro de una jaula de cristal, hablando a través de un interfono que no funciona el 90% de las veces, durante 20 minutos.

En esto, nuestros carceleros han pensado y mostrándose magnánimos han instaurado que en vez de dos comunicaciones de 20 minutos sea una sola de 40 minutos. ¡Muchas gracias!

Después de recorrer esos ciento y pico de kilómetros, o más de 500 como tenía que hacer mi mujer, tu familia se tiene que enfrentar a la anquilosada maquinaria funcionarial de las prisiones españolas. Cada visita es un grano en el culo. Les hacemos trabajar. Y eso es lo que más odian.

Dependiendo del funcionario de turno, de su humor o del programa de televisión que le hayas interrumpido, pasarán los controles de mejor o peor manera. ¡Por seguridad y por el buen orden del establecimiento! Una vez dentro te meten en la jaula de cristal donde tendrás a tu ser querido a unos centímetros de ti, pero al que no podrás tocar, al que no podrás abrazar ni besar. ¡Por seguridad y por el buen orden del establecimiento!

Si funciona el interfono tendrás suerte de poder oír lo que dice y que te oiga a ti. En caso contrario pues a gritar. Tendrás que aguantar el olor a lejía vieja, a sudor rancio, y otros efluvios menos agradables. Tampoco puedes tocar mucho las paredes o los cristales. Las manchas que se aprecian no están muy claro de lo que son, pero si le echas un poco de imaginación lo averiguarás enseguida.

Los vis a vis pueden ser de tres tipos: íntimos, familiares y de convivencia.

Las comunicaciones íntimas se mantienen en habitaciones con una cama de 1,30 aproximadamente y un aseo con ducha. En Estremera, por ejemplo, la cama era normal, con un somier de láminas y un colchón tirando más a colchoneta. En Logroño, el somier era un bloque de hormigón armado.

En ambas cárceles, en el aseo con ducha, ésta no tenía cortinas y el agua caliente brillaba por su ausencia. Lo que no faltaba nunca eran los preservativos y la vaselina, que se repartía a destajo con los lotes higiénicos mensuales.

Quien supervisa o se encarga de estos locales donde se desarrollan las comunicaciones íntimas debe ser un tanto guarro, guarra o “guarre”, ya que lo lógico es tener en el aseo un bidé, ese sanitario que se usa principalmente para lavarse los bajos y viene muy bien después de haber intercambiado fluidos con tu pareja.

Los vis a vis familiares se desarrollan en habitaciones con una seo y con una mesa o mesita y cinco sillas. La puerta de estas habitaciones suele tener un cristal para que el funcionario de turno pueda estar al tanto de lo que se hace dentro y no se falte al debido decoro de una institución como es la cárcel.

Estos dos tipos de comunicación suelen durar entre hora y media y tres horas dependiendo de la cárcel y del humor de los funcionarios. El interno los suele pedir entre los días 1 y 15 del mes anterior. Por ello, en la cárcel, los polvos con tu pareja se planifican con mes y medio de antelación como mínimo.

Los vis a vis de convivencia se permiten a quien tiene hijos de hasta diez años, esto es hasta que cumplen los diez años. En cuanto los cumplen se acabaron estas comunicaciones. Se supone que se celebran en lugares apropiados para los niños, con juguetes, columpios y al aire libre, pero me consta que siempre hay problemas: no hay funcionarios suficientes, está ocupado o está sucio, y se desarrollan en las habitaciones de las comunicaciones familiares.

Y duran 4 horas o más. Imagínense a un niño o dos metidos en una habitación, sin televisión, sin móvil y sin juguetes, ya que no te dejan meter de la calle nada y los internos no pueden comprar nada parecido en el economato.

Tanto en la LOGP como en el RP se establecen las comunicaciones “mínimas” que pueden tener los internos. Salvo en la cárcel de Vitoria, donde he sido testigo que permitían tres comunicaciones al mes sin que importara de qué clase fuera, en el resto de las prisiones, con alguna excepción, todo se queda en el mínimo indispensable: un vis familiar, un vis íntimo, sin que se pase de las dos horas reglamentarias o incluso hora y media, al mes, y 40 minutos de cristales a la semana.

Nos dirán que no hay medios, que no hay funcionarios, etc. Mentira. Durante mis visitas al módulo de comunicaciones de Estremera, por ejemplo, he sido testigo de cómo estaba vacío o infrautilizado. De las 50 cabinas de “cristales” se utilizaban 10 o 12 como mucho. De las 20 habitaciones de comunicaciones íntimas se utilizaban no más de cinco, y lo mismo para las comunicaciones familiares.

Me han comunicado que han cambiado a casi todos los funcionarios de la cárcel de Estremera. Espero que la nueva hornada tenga interiorizadas las más mínimas normas de humanidad y educación que es lo único que pedimos los presos, que se nos trate con humanidad y educación. Que castigar no consiste en humillar.