Después de un mes del atentado, la inteligencia americana trata de arrojar luz mientras Ucrania niega cualquier tipo de responsabilidad
Las agencias de inteligencia de Estados Unidos defienden que el Gobierno ucraniano autorizó la explosión del coche bomba que acabó con la vida de Daria Dugina el pasado 21 de agosto. Así lo ha revelado este jueves The New York Times, que se apresura a añadir que el gigante americano no participó en el ataque de ninguna manera.
Dugina era la hija de Alexander Dugin, mano derecha del presidente ruso, Vladimir Putin, y uno de los principales ideólogos del eurasianismo, una doctrina radical tildada de “ultranacionalista y ultraconservadora” que se muestra favorable a una política exterior agresiva y a la instauración en Rusia de una autoridad fuerte que ejerza el poder con puño de hierro.
Sin embargo, a pesar de que, sobre el papel pudeira parecer que Ucrania habría manejado los hilos del atentado, el principal asesor del presidente Zelenski, Mykhailo Podolyak, aseguró el pasado martes a la prensa estadounidense que Dugina “no es un objetivo táctico o estratégico para Ucrania”. “Cualquier asesinato durante la guerra en un país u otro debe tener algún tipo de significado práctico, debe cumplir algún propósito específico”, ha explicado.
“Nosotros tenemos otros objetivos en el territorio e Ucrania”, ha reiterado. “Me refiero a colaboracionistas y representantes del comando ruso, que podrían tener valor para los miembros de nuestros servicios especiales que trabajan en este programa, pero ciertamente no para Dugina”.
La principal damnificada, Rusia, aún no ha tomado represalias contra los presuntos responsables. Esta decisión ha resultado extraña a la inteligencia estadounidense, pues, de confirmarse sus sospechas sobre Ucrania, el país gobernado por Volodimir Zelenski habría hecho gala de una insólita capacidad para llegar, a través de su influencia, a altos dirigentes del Kremlin, lo que debería poner los cinco sentidos de Putin alerta.
Cabe recordar que el ataque iba dirigido con total seguridad a Alexander Dugin y que un cambio de planes de última hora terminó salvando su vida y segando la de su hija Daria. La autoría del crimen ha recaído desde entonces en Natlia Vovk, una ciudadana ucraniana encargada de detonar el artefacto explosivo que provocó a la joven la muerte instantánea.