Eso de los idiomas

20 de febrero de 2024
1 minuto de lectura
Carlos II de España. | Flickr

Al morir sin descendencia Carlos II de España, último rey de los Austrias, señaló claramente en su testamento, como sucesor, al nieto de Luis XIV e hijo del Delfín de Francia, Felipe de Anjou. Su padre era el más inútil y vago de los pretendientes; su abuelo, el más astuto y sibilino de los monarcas.

Había que casar al nieto cuanto antes y se pensó en Luisa Gabriela de Saboya que, aunque tenía 13 años, podía unificar criterios y ventajas políticas. La princesa de los Ursinos fue la elegida para el oficio de celestina.

El joven rey Felipe V, desde muy temprano, tenía hechuras y ansias de hombre desenfrenado y al parecer no tardó en ejercer la coyunda que, al final, terminó siendo muy apetecida por la esposa.

El rey de España no sabía palabra de castellano; piamontesa era la reina con las parecidas aptitudes y, sin embargo, se entendieron en la cama divinamente… Los españoles, como suele ocurrir ahora con los que nos gobiernan, importaban poco: para dar… morcilla, no hace falta saber idiomas.

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Ahorrar es un placer

Tengo un amigo de mediana posición que, sin mucho alarde, está convencido de ser uno de los más ricos de

Alma española

Vinicius tiene la boca grande de reír y la boca más grande de las imprudencias

Ministro que fue, poeta que es

Leo a César Antonio Molina que se explica con la síntesis de un sabio griego

Juez jubilado

Las personas de buenas costumbres cuando daban el pésame a los familiares del difunto, solían decir: “Que Dios lo tenga