Hoy: 23 de noviembre de 2024
“Cuando González-Trevijano deniega el Pleno del TC, cae en una sedición anticonstitucional que debería estar tipificada en el Código Penal”, dijo en su análisis Ernesto Ekaizer en el programa ‘Versió RAC1′ de Toni Clapés
El reglamento de organización del Tribunal Constitucional prevé en su artículo 4 lo siguiente: “El presidente convocará el Pleno por propia iniciativa y cuando lo pidan, al menos, tres magistrados”. Es exactamente lo que ocurrió este miércoles 30 de noviembre en un Pleno ordinario del TC convocado con anterioridad. Ante la comunicación enviada por el Gobierno en la que solicitaba la puesta en marcha de la verificación de los dos candidatos que ha nombrado –Juan Carlos Campo y Laura Díez– al presidente del TC, Pedro González-Trevijano (uno de los magistrados con mandato vencido el 12 de junio), tres magistrados pidieron al presidente que en aplicación del reglamento procediera a convocar a ese Pleno de verificación.
González-Trevijano interrumpió el Pleno dos veces. En uno de los intervalos, el presidente se reunió con sus huestes -Concepción Espejel, Santiago Martínez-Vares, Antonio Narváez, Enrique Arnaldo y Ricardo Enríquez- y acordó que no convocaría el Pleno solicitado.
Y, ya ante el Pleno, después de un examen bastante amplio, tras conocer las diversas opiniones y la petición de Pleno de verificación de Ramón Sáez, Inmaculada Montalbán y Cándido Conde-Pumpido, el presidente dijo que no lo haría.
Que ya en el día anterior, arguyó González-Trevijano, (en alusión al martes), se había acordado que transmitiría al presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Rafael Mozo, la designación de los dos nuevos magistrados por el Gobierno para que, a su vez, procediera a elegir a los dos que también le corresponde a dicho órgano.
Pero se suscitó un intercambio de puntos de vista a raíz de la publicación de los nombramientos en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Porque también había una comunicación del Gobierno al TC en la que se hacía referencia al Pleno de verificación.
Según el acuerdo segundo adoptado por el Consejo de Ministros del martes pasado se decidía “comunicar al Tribunal Constitucional, por conducto del Ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, dicha propuesta de nombramiento a los efectos previstos en los artículos segundo, apartado Uno, letra g), y diez, apartado 1, letra i) de la citada Ley Orgánica”. En román paladino: convoquen ustedes el Pleno de verificación.
¿No había que contestar al Gobierno ya que además, según se ha apuntado, había enviado una comunicación dirigida al TC? Para González-Trevijano la situación no había variado. Era más apropiado, dijo, transmitir la información al CGPJ para que este decidiera sobre sus dos nombramientos en su Pleno del 22 de diciembre. Un pleno ordinario que ni siquiera está convocado formalmente todavía y que carece de orden del día, habida cuenta de que el mismo se confecciona el viernes anterior al Pleno.
Pedro González-Trevijano, con el respaldo de los conservadores y la indiferencia de algunos llamados progresistas, como Juan Antonio Xiol y María Luisa Balaguer, no tuvo difícil ningunear o ignorar al Gobierno -ni siquiera contestarle por cortesía- y todos hicieron votos para que el 22 de diciembre el asunto se resuelva.
No hubo votación, pero las usinas del “sindicato mediático-judicial” comenzaron a soltar humo nada más acabar el Pleno. Era fácil: se hizo una votación y mira por dónde los tres progresistas fueron aplastados. Un nuevo trampantojo.
Una solicitud reglamentaria fue convertida en una batalla en la cual tres magistrados habían sido derrotados. La intoxicación campó ayer por sus respetos con el fin de crear una realidad virtual.
Para ilustrar toda la falacia de dicha construcción, sobre el mediodía se reunían los negociadores Álvaro Cuesta por el sector progresista y José Antonio Ballestero, por el conservador, para acordar una salida a los nombramientos en el CGPJ.
Ballestero le pidó a Cuesta que dejara a un lado al candidato que habían presentado –José Manuel Bandrés, magistrado de la Sala Tercera del Tribunal Supremo- y volvieran a dialogar sobre más nombres. Cuesta le aclaró que Bandrés era el único candidato de su grupo.
Ballestero, cuando la reunión no superaba los cinco minutos, le dijo que así no, que su grupo se reuniría la noche del miércoles (por ayer) y verían qué hacían. A todo esto, Ballestero ni siquiera presentó un nombre.
¿Adónde van González-Trevijano y el “sindicato mediático-judicial” respaldados por el Partido Popular? ¿Cuál es la “técnica”, para utilizar la expresión del escritor italiano Curzio Malaparte, de este golpe de Estado? Se trata de obstaculizar sine die la renovación del único órgano que no depende de lo que pueda hacer directamente el PP. Es decir: mientras en el CGPJ el PP es uno de los partidos que a través del Congreso y el Senado corta el bacalao, en el TC no puede hacer más que influir, presionar y conspirar.
Es lo que está haciendo. Y su trabajo se desarrolla sobre el sector conservador del TC y el del CGPJ. Por el camino cuentan con desgastar a los principales magistrados de la próxima mayoría progresista a través de dos recetas. La primera, atacar a través de los medios de comunicación a los que consideran más emblemáticos por su trayectoria en la judicatura y la magistratura. Y, también, dividir.
González-Trevijano ha insinuado a María Luisa Balaguer que sería una buena presidenta del TC y que, llegado el caso, podría obtener el apoyo conservador.”Una presidenta de consenso”. Lo que sea para impedir al candidato natural -por su trayectoria y experiencia judicial- a ser presidente, Cándido Conde-Pumpido.
¿Ha sido precipitada la solicitud de los tres magistrados a favor del Pleno de verificación? ¿Era mejor una estrategia de wait and see, esperar al 22 de diciembre y después arrinconar a González-Trevijano con la exigencia? ¿Quizá conviniera esa finezza para dejar que se asentara el polvo de los nombramientos de Juan Carlos Campo y Laura Díez -una decisión adoptada desde las visceras por parte de Pedro Sánchez a modo de golpe sobre la mesa después de abortar el PP el pacto de renovación del CGPJ y después, quizá en enero próximo, obtener ese Pleno de verificación-?
Es posible. Pero cómo negarse a convocar el Pleno de verificación en el cual por otra parte se podían debatir todos los asuntos -si es lícito, por ejemplo, renovar por sextos o tercios el TC- en el que todos podrían dar su opinión. ¿Por qué tanto temor de González-Trevijano?
La pérdida de la mayoría conservadora a la hora de embarcar en maniobras a un TC de combate, hacen suponer al PP y al “sindicato mediático-judicial” que todos los demás partidos son de su condición. Parecen “descontar” que el TC con mayoría progresista será un instrumento del Gobierno social-comunista-filoterrorista, como lo califican, emulando lo que antes hizo la derecha con él.
Pero no solo eso: se agarran al TC como tabla de salvación, apoyo y palanca para el año en el que sueñan con asaltar el poder.