Los cuatro años que viví en Rosario los he presentado siempre como paradigma de felicidad, respeto, comunión, regalo y generosidad… ¡Cuánto me hubiese gustado prolongarlos! Aún conservo, después de tantos años, amigos tan limpios y fieles como aquellos rosarinos que se desvivieron
Mientras ERC deshojaba su estrecha margarita, cada vez más famélica a causa de rufianes y conductas con el mismo nombre, la otra España, “la que huele a caña, tabaco y brea”, sufría las irregularidades de un reparto “singular”, al que “tiene derecho”
Que el mundo mire y admire la grandeza de la religión católica, capaz de soportar la indecencia de una burla que, por el amor de la propia doctrina, no tendrá consecuencias.
Escribe Javier Marías que a Joseph Conrad le molestaba todo aquello que él no hubiera decidido. Odiaba a Dostoyevski y el ruido de los niños, incluso el de los suyos hasta el punto de que un día exigió a la doméstica que
La personalidad, estilo, valoración y grandeza de Rafa Nadal están por encima de cualquier consideración sesgada. Pero incluso a los más grandes como él se les suele perder un remo cuando navegan en piragua
Cada vez, y lo celebro, viene con más frecuencia a España. Antes, eran motivo de incordio sus viajes, sobre todo para la izquierda y la extrema, que siempre están disgustados por lo que sea. Ahora, con tanto deshollinador en el Gobierno, ya
Napoleón pudo engañar a Carlos IV, a Fernando VII o a Godoy para que le dejaran paso libre a Portugal e instalarse después en nuestro territorio. A la fuerza, nada se consigue y al Emperador, cuando repartía monedas por las calles, le