Priorizando la lucha contra el calor extremo un llamado a la acción
El calor extremo está emergiendo como una amenaza crítica para la salud, superando en riesgo a los huracanes, tornados y rayos combinados, según revela un nuevo estudio de la Universidad de Nueva York. Los más afectados son los niños y los ancianos, que enfrentan riesgos como agotamiento y golpe de calor.
Investigaciones actuales han mostrado que el calor puede impactar la función mental, especialmente en grupos vulnerables. En particular, un estudio enfocado en adultos mayores negros y aquellos que residen en áreas de bajos recursos revela que la exposición constante al calor extremo puede acelerar el deterioro cognitivo.
En julio de 2023, se experimentaron olas de calor sin precedentes en todo el mundo, exacerbando el problema. La exposición sostenida al calor puede generar daño celular, inflamación y estrés oxidativo en el cerebro, lo que agota las reservas cognitivas.
Analizando datos de más de 9,500 adultos mayores estadounidenses a lo largo de 12 años, se descubrió que aquellos expuestos al calor extremo experimentaron un declive cognitivo más rápido, especialmente en vecindarios de bajos recursos. En contraste, en áreas más acomodadas, la exposición al calor extremo tuvo menos impacto en la función cognitiva.
Este desequilibrio puede atribuirse a la falta de recursos en comunidades menos privilegiadas, como espacios verdes, aire acondicionado y centros de enfriamiento. Además, factores como el estrés crónico y el aislamiento social pueden intensificar esta disparidad.
Los resultados de este estudio destacan la necesidad urgente de abordar los riesgos del calor extremo en la salud pública, especialmente en grupos más vulnerables. Los esfuerzos para mitigar estos impactos deben considerar no solo las condiciones climáticas, sino también las desigualdades socioeconómicas que amplifican el riesgo.