El Adefesio

5 de febrero de 2024
1 minuto de lectura
Rafael Alberti. | Fuente: Flickr.

El Adefesio, de Alberti, se estrenó en 1944 en el Teatro Avenida de Buenos Aires, pero yo fui a verla en Madrid, muchos años después en el Reina Victoria, porque María Casares era la actriz protagonista y me apetecía ver en ella las cicatrices de una guerra a la que se anticipó su padre, Casares Quiroga, como presidente de aquel Gobierno. María Casares, con el pelo blanco cortado igual que un muchacho, ya no era la mujer hermosa que enamoró a Albert Camus del que aprendió sabiduría y tribulación, pero en su modo de mirar se le notaba una viscosa inteligencia.

El Adefesio, como indica su nombre, es una extravagancia, un esperpento que quizá desarrollara el autor desde sí mismo poniendo en candelero amores imposibles, incestos frustrados, torreones y suicidios. Siempre creí que Rafael Alberti fue mejor pintor que poeta, aunque son indiscutibles su Marinero en tierra y Roma, peligro para caminantes, que escribió en la Ciudad Eterna, donde dicen que al principio se quejaba por vivir en un piso pequeño… Estos comunistas necesitan anchuras para desperezar sus sueños, miren si no a nuestra vicepresidenta segunda de Gobierno establecida en La Castellana, con más de cuatrocientos metros a su disposición y se queja de lo difícil que es vivir de esa manera… Lo dicho, un adefesio.

pedrouve

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