Hoy: 26 de diciembre de 2024
La relación entre los adolescentes y las pantallas sigue siendo una cuestión de preocupación en España. Un reciente estudio titulado Infancia y adolescencia en entornos digitales, realizado por la Fundación Orange y Save the Children junto con GAD3, pone de manifiesto que el 93% de los jóvenes cree necesario modificar sus hábitos digitales. Este dato se obtiene a partir de más de 2.500 entrevistas realizadas a adolescentes, padres, profesores y expertos en la materia.
Entre las principales actividades de los adolescentes, un 90% señala que utiliza las pantallas para chatear con amigos, mientras que un 92% lo hace para actividades de ocio como ver vídeos o jugar a videojuegos. Sin embargo, esta exposición constante conlleva riesgos: un 47% de los encuestados afirma haber recibido mensajes de desconocidos, y un preocupante 13% asegura haber sido víctima de insultos, amenazas o acoso en el ámbito digital. En paralelo, el 28% de los profesores indica haber presenciado situaciones de este tipo en sus entornos educativos.
Ante el ciberacoso, la respuesta más común entre los adolescentes es bloquear a la persona o cuenta que lo genera, mientras que un 25% decide pedir ayuda a sus padres. Sin embargo, un 13% de los jóvenes admite que opta por no hacer nada frente a estas situaciones, dejando entrever la necesidad de herramientas que les permitan gestionar estos problemas de forma adecuada.
El estudio también revela una creciente preocupación por la huella digital: casi la mitad de los adolescentes (46%) manifiesta inquietud por el rastro que sus actividades dejan en Internet. Además, el 16% considera que sus padres comparten demasiada información sobre ellos en redes sociales, lo que genera incomodidad en uno de cada cuatro jóvenes.
Por su parte, el 54% de los padres reconoce publicar contenido sobre sus hijos en redes sociales, aunque el 39% lo hace con conciencia de los riesgos asociados. Esta práctica, conocida como sharenting, resalta las tensiones entre el derecho a la privacidad de los menores y el uso de redes sociales por parte de los adultos.
El informe muestra que un 61% de los padres recurre a herramientas de control parental para supervisar las actividades digitales de sus hijos. Además, el 68% de los progenitores cree que su derecho a revisar los dispositivos de los menores prevalece sobre la intimidad de estos últimos. Sin embargo, esta vigilancia no siempre resulta efectiva, ya que el 60% de los adolescentes asegura que sabe cómo sortear estas barreras.
Por otro lado, el estudio señala que algunos progenitores también presentan una alta dependencia de las pantallas. Un 14% de los adolescentes afirma que sus padres pasan más tiempo con el móvil o en plataformas digitales que ellos mismos, alcanzando un promedio de entre cuatro y cinco horas diarias. Esta dinámica pone de relieve cómo los adultos pueden convertirse, en ocasiones, en un modelo digital poco saludable para sus hijos.
El informe concluye que, tanto en la educación como en el hogar, es fundamental trabajar en estrategias conjuntas que permitan a adolescentes y familias encontrar un equilibrio más saludable en el uso de las pantallas.