Hoy: 22 de noviembre de 2024
Una red criminal operaba a través de una plataforma de inversión fraudulenta que prometía rendimientos extraordinarios a los inversores interesados en el mercado emergente del cannabis medicinal. Utilizaba un esquema piramidal tipo Ponzi.
Asimismo, los estafadores financiaban supuestamente el cultivo de plantas de cannabis con el capital transferido por los inversores, prometiendo devolverles una parte de los beneficios generados.
Para promover esta estafa, la organización realizaba una agresiva campaña de marketing, participando en eventos y ferias de cannabis, e incluso organizando visitas a supuestas plantaciones de cannabis legales en diversos países. Estas actividades pretendían generar confianza entre los potenciales inversores, mostrando una imagen de éxito y solidez financiera.
Sin embargo, la investigación reveló que la mayoría de los fondos captados no se destinaban realmente al cultivo de cannabis medicinal, sino que eran desviados para enriquecer a los miembros de la red criminal. Además, se descubrió que parte del dinero se ocultaba en complejas estructuras financieras, incluyendo cuentas bancarias y criptomonedas tituladas por sociedades pantalla y testaferros de Europa del Este.
Los máximos responsables de la estafa, ciudadanos rusos que operaban bajo identidades falsas, fueron identificados como los cerebros detrás de la operación. Por debajo de ellos, se encontraban los directivos de la plataforma, de diversas nacionalidades, encargados de gestionar la red de oficinas y empleados, así como las actividades de marketing y publicidad.
La operación conjunta entre las autoridades de varios países permitió la detención de nueve personas y el bloqueo de activos por un valor significativo. Sin embargo, se estima que el total de los fondos defraudados asciende a cientos de millones de euros, y se continúa trabajando para identificar a todas las víctimas y recuperar los fondos robados.
Este caso subraya la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado y la estafa financiera, así como la necesidad de una mayor regulación y vigilancia en los mercados emergentes como el cannabis medicinal, para proteger a los inversores y prevenir actividades delictivas.