Dedicatoria

Los que hablan bien de don Ernesto Urtasun, actual Ministro de Cultura destacan que es un político avezado, diplomático, economista y nieto de un célebre falangista navarro que fue condecorado por Franco, con paga vitalicia, por las heridas recibidas en la zona nacional de la guerra civil. Nadie asegura que don Ernesto haya sido torero. De ahí que nos deje sin premio nacional a los que, sin serlo, respetamos el arte milenario de quienes han sido y son eslabones de belleza, gladiadores frente a unos animales que han nacido y criado para esa lucha.

Desconozco qué ley amparaba a los bachilleres de España en los años de don Ernesto. Me temo que ha de ser vecino en el tiempo de aquellos que, con cultura de época, contestaban a preguntas en  exámenes correspondientes:

-Derivados de la vaca = el arroz con leche.

-Lenguas vernáculas = las que se hablan en las tabernas.

-Coleccionistas de sellos = sifilíticos.

-Cogito, ergo sum = le cogí lo suyo

Pues eso, señor ministro, deje en paz lo nuestro.