Cuatro días después de la catástrofe miles de personas claman por agua y comida y las calles siguen bloqueadas con montoneras de coches
El presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, ha sido recibido entre abucheos en su visita a las zonas devastadas por la ‘DANA del siglo’ ocurrida la tarde del martes. La indignación ciudadana ha crecido en la misma proporción que lo ha hecho la sensación de abandono de las víctimas para afrontar el desastre ante la falta de recursos y suministros.
La pregunta es, ¿por qué los refuerzos de emergencias y del Ejército han tardado entre tres y cuatro días en llegar y actuar en las poblaciones devastadas por las riadas? En la respuesta se cruzan las acusaciones entre administraciones. Lamentable. Incluso Francia ofreció desde el primer momento 200 bomberos para desplazarse de inmediato y el Gobierno rechazó la ayuda.
Todo parece un despropósito en la gestión de esta crisis en la que el pueblo, los ciudadanos, ofrecen su mejor cara solidaria de entrega y colaboración, y los políticos, las administraciones, la peor.
Han transcurrido cuatro largos días desde que la tormenta más letal y catastrófica en la historia de España arrasó poblaciones enteras del Levante, dejando atrás un rastro apocalíptico de muerte y devastación, y parece como si el tiempo se hubiese detenido en un paisaje donde se suman ya más de 200 muertos, y se habla en algunas fuentes de 1.900 desaparecidos con daños impresionantes.
Esta ha sido una catástrofe colosal salpicada por las dudas en su gestión desde el primer momento. No se podía evitar y nadie podía hacerlo, pero alguien tendrá que dar explicaciones de si los protocolos de alerta han sido lo rápidos y efectivos que cabía esperar para minimizar los daños, y alguien tendrá que dar muchas explicaciones de si, una vez sucedido, la respuesta ha sido la adecuada movilizando efectivos y ayuda para los damnificados.
Solidaridad anónima
No lo parece, ni de lejos. Llama poderosamente la atención ver el reguero de ciudadanos vecinos de localidades cercanas ‘equipados’ con material de limpieza y con provisiones para tratar de ayudar en lo que puedan, mientras se echaba en falta el despliegue de recursos oficiales con la contudencia, rapidez y eficacia necesarias.
Da la impresión de que hemos llegado antes desde España a otros países del mundo para colaborar en tareas de rescate de lo que hemos sido capaz de hacerlo a pocos kilómetros de la propia casa. ¿Cómo es posible?
No, al presidente Pedro Sánchez no se le puede culpar de una DANA agravada por el cambio climático y las tropelías urbanísticas que han permitido edificar en zonas inundables, bien por chanchullos o bien por negligencias…
Pero Pedro Sánchez sí es responsable de la enorme desorganización y la falta de agilidad que está demostrando para afrontar la tragedia. Sí, Sánchez y sus ministros son culpables de no haber sido diligentes aunque las competencias estén en manos de la Generalidad y los ayuntamientos. Este es un asunto nacional y como tal debía y debe tratarse.
No ha estado a la altura
Es el presidente y debería ocuparse y preocuparse de estas cosas más mundanas de las que el dirigente socialista suele gestionar, aunque no tengan que ver con los independentistas vascos o catalanes. Y no ha estado a la altura.
Siguen los llantos y las llamada de angustia que salen desde montañas de barro y chatarra y parece como si todo eso ocurriese al otro lado del mundo.
Tampoco ayudó mucho ayer la consejera Nuria Montes con unas declaraciones en las que empleó el tono y el discurso menos apropiado y empático posible al referirse a las familias y sus fallecidos. ¿Pero qué les pasa a los políticos?
Las torpezas políticas las pagan los ciudadanos con el dolor y la soledad de verse desatendidos por sus gobernantes cuando más los necesitan. Este ha sido el caso.
Basta ver lo sucedido para entenderlo, y es comprensible que ayer la indignación derivara en insultos y gritos contra la clase política en general y contra el Gobierno central en particular que, una vez más, no ha hecho sus deberes más allá de mensajes de pésame y elogios al papel de los voluntarios y las fuerzas de seguridad, que han hecho y hacen lo que han podido.
El Ejército… de camino
Pues tres días después, este viernes empezaron a llegar los efectivos de refuerzo del Ejército a las agotadas unidades de la UME.
Las víctimas buscan con desesperación agua y comida. Miles de familias siguen sin suministros básicos, entre ellos el eléctrico, y hay lugares a los que no se ha podido acceder y con viviendas donde siguen sin ser rescatadas numerosas víctimas, o vehículos y escombros que bloquean calles y carreteras, muchas de ellas intransitables.
¿Es normal que los ayuntamientos y los gobiernos central y autonómico no se hayan enterado de la gravedad de la situación? Pues parece que no. La indignación ciudadana en las últimas horas es absoluta por el caos en la coordinación de recursos, la ayuda que no llega y las montoneras de coches que taponan hasta los accesos a las casas.
¿No ha habido forma de repartir agua y alimentos, de entregar ropa y mantas entre las víctimas? ¿No ha sido posible montar dispositivos de vigilancia para evitar el saqueo de los miserables insensibles que se aprovechan de la tragedia?
Puede que en algunos lugares llegar haya sido extremadamente complicado, pero en otros sitios afectados era posible vencer las dificultades para que la maquinaria pesada colaborase en despejar las calles de barro y coches destrozados. Sin embargo no lo han hecho, ni los recursos privados que podían haberse contratado ni los públicos en poder de todas las administraciones y del propio Ejército.
Reacciones políticas
En las organizaciones políticas las voces se alzan pero solo desde la oposición. Resulta clamoroso el silencio de organizaciones como Podemos, Sumar y del propio PSOE. Incluso el PP mantiene una postura de tono bajo porque el presidente valenciano es afín.
La portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Rodríguez de Millán, ha reclamado este viernes que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparezca ante el Pleno de la Cámara para rendir cuentas por la “nefasta” gestión que, desde su punto de vista, está haciendo el Ejecutivo para paliar los efectos de la DANA, a la vez que ha pedido que despliegue de todo el Ejército para trabajar en las zonas afectadas.
El líder del partido, Santiago Abascal, ha acusado a Pedro Sánchez de tener al Ejército “acuartelado” por “bastardos intereses políticos” mientras lo que él llama “la España real” se moviliza para enviar ayuda a los afectados, según Europa Press.
Por su parte, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha asegurado que España está ante una “emergencia nacional” por la situación provocada por la DANA y que son “necesarios todos los recursos del Estado” para intentar paliar los efectos de esta catástrofe.
Feijóo, que evitó entrar en descalificaciones del presidente autonómico, cuestionado por sus decisiones en este caso, ha proclamado también su “orgullo” ante la ola de “solidaridad” que se ha desplegado tras una tragedia que ha costado más de 200 vidas sólo en la provincia de Valencia.