 
                El enfrentamiento entre el Partido Popular y el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha vuelto a encender el debate político en redes sociales. Todo comenzó con un comentario del ministro en la red X (antes Twitter), donde se mofó del aspecto del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Puente ironizó sobre las gafas que Pedro Sánchez lució durante su comparecencia en el Senado y las comparó con los “retoques” del dirigente del PP. “A la derecha, pasta indeterminada en retoques que te dejan peor que estabas. Superioridad política, ética y estética”, escribió.
El comentario no pasó desapercibido. Desde la cuenta oficial del PP, los populares respondieron con dureza. Publicaron un mensaje en el que comparaban a Puente con un “primate” y lo acusaban de falta de educación y respeto. “En la foto, un ser poco evolucionado y carente de educación y cortesía. Molesto y con tendencia a hacer ruidos grotescos. Junto a él, un primate”, replicaron en tono sarcástico. La publicación terminó con un dardo directo: “Ninguna de las dos criaturas debería ser ministro del Reino de España”.
El cruce de ataques se hizo viral en pocas horas. Las reacciones se multiplicaron entre los seguidores de ambos partidos, generando un nuevo episodio de confrontación en plena tensión política, según ha publicado Europa Press.
La respuesta del PP no se quedó sin réplica. Puente volvió a contestar, recordando su intervención durante la investidura fallida de Feijóo el pasado septiembre. “Este mono os tiene bailando desde aquel 26 de septiembre de 2023 en el que dejé claro a toda España que el amigo del narco no da la talla. Seguid así, que tenéis años en la oposición para parar un tren”, escribió, en un mensaje cargado de ironía.
El episodio refleja, una vez más, el tono bronco que domina la política española. Los ataques personales y las burlas sustituyen al debate sobre las ideas, alimentando una conversación pública cada vez más crispada. Ni el Gobierno ni la oposición parecen dispuestos a rebajar el tono.
Mientras tanto, en redes sociales, los usuarios se dividen entre quienes celebran el humor de Puente y quienes critican la falta de respeto institucional. Lo cierto es que, en plena polarización política, cada mensaje se convierte en una batalla por la última palabra.
El incidente deja una sensación compartida: la política española sigue más pendiente del golpe de efecto en X que de los problemas reales de los ciudadanos.
 
                
 
                
 
                
