Hoy: 6 de diciembre de 2024
El pasado viernes, Nueva York conmemoró los 50 años de la creación la Asociación de Tenis de Mujeres (la WTA, por sus siglas en inglés). Es el principal circuito profesional mundial de tenis femenino. En dicha gala participó la mítica Billie Jean King, la creadora de esta federación internacional. El mismo año que surgió esta, 1973, consiguió con su activismo que jugadoras como ella recibieran los mismos salarios en un torneo que los hombres. En concreto, en el Abierto de EE UU, que se celebra estos días, desde el 22 de agosto hasta el 10 de septiembre.
El caso de Billie Jean King es uno de los más famosos en la historia del feminismo deportivo. En 2017, Hollywood estrenó una película en homenaje a ella, Battle of the Sexes (La batalla de los sexos). El nombre de un torneo de exhibición en el que se enfrentan jugadores de ambos sexos. En el filme, la actriz Emma Stone interpreta a la jugadora, y Steve Carell, a Bobby Riggs, el contrincante que perdió ante la protagonista de esta historia en un duelo entre los dos.
Ese encuentro se disputó el 20 de septiembre de 1973, 11 días después de terminar el primer Abierto de EE UU con igualdad salarial entre sexos. Y significó la reafirmación de la reivindicación de la igualdad. En él venció King a un contrincante que afirmaba que el tenis femenino no era necesario. O que “las mujeres apestan”.
“No se trataba de tenis. Se trataba de lograr un cambio social. Eso lo tenía claro cuando entré en la pista”, declaró King tras la victoria. “Pensé que si perdía podríamos retroceder 50 años, habría arruinado todo lo recorrido y afectado la autoestima de todas las mujeres”.
Antes de esa culminación a toda una lucha contra los obstáculos del machismo en el tenis, King había puesto el grito en el cielo un año antes. En 1972, al ganar el Abierto de EE UU, recibió 15.000 dólares menos que el ganador masculino Ilie Nastase. Por esta gran diferencia salarial, ella amenazó con no participar en la siguiente edición. Un episodio que recuerda al de la selección de fútbol femenino, cuyas jugadoras afirman que no participarán más con España, si no hay cambios estructurales en la federación tras el beso de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso.
Afortunadamente, en el caso de King, los organizadores del US Open la escucharon y aplicaron la equiparación económica a las jugadoras de este torneo en 1973.
Sin embargo, tuvieron que pasar casi tres décadas para que otro Grand Slam continuase este avance. En concreto, el Abierto de Australia, que, en 2001, se sumó a esta iniciativa de la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Cinco años después, Roland Garros aplicó la medida, sin ningún tipo de distinción entre ambos sexos.
En 2007, Wimbledon fue el último Grand Slam en incluirla. Aunque, a pesar de este avance, hay una brecha grande entre hombres y mujeres en el tenis. Por cada dólar que reciben ellos, ellas ganan ochenta céntimos.
Según un estudio del periódico británico The Guardian, en 2018, más del 70% de los 200 mejores hombres en tenis habían ganado más que ellas en premios. Pero, más que de la recompensa, “se trata del mensaje que se envía”, ha destacado King, en referencia al director ejecutivo de Indian Wells, Raymond Moore. Este dijo que si fuera jugadora se arrodillaría todas las noches a agradecer el nacimiento de Roger Federer y Rafa Nadal.
Además de esa desventaja, las participantes tienen peores horarios que sus equivalentes masculinos, y sus partidos se retransmiten en cadenas de televisión menos populares. Por eso, hay, con diferencia, menos referentes femeninos en la opinión pública. Como la propia King, que cuenta con 39 títulos de Grand Slam, y que creó la Women’s Sports Foundation en 1974 para facilitar el acceso de las mujeres al deporte y mejorar sus condiciones dentro de él. Incluso, la versión femenina de la Copa Davies lleva su nombre: Billie Jean King Cup. Y muchos la asocian erróneamente con la canción de Michael Jackson, ‘Billie Jean’.