La tensión en el trayecto mercantil afecta a las navieras y genera preocupaciones por los costes y la cadena de suministro
La cadena de valor del gran consumo ha emitido una alerta sobre el impacto significativo de la crisis en la Ruta del mar Rojo, una vía que maneja aproximadamente el 15% del comercio marítimo mundial y un 30% del volumen global de portacontenedores, según señala la Asociación Española de Codificación Comercial en un comunicado.
La tensión actual en la región está forzando a las principales navieras del mundo a explorar rutas marítimas alternativas para evitar conflictos. La opción más común es desviarse por el sur de África, lo que añade aproximadamente 10 días a la duración de la travesía, generando aumentos en el consumo de combustible y en los tiempos de navegación.
Este escenario está influyendo en el precio de los contenedores para esta ruta, que podrían triplicarse, pasando de 1.000 euros por contenedor a 3.000 euros.
Con la llegada del Año Nuevo Lunar chino el 10 de febrero, y el consiguiente aumento de la demanda, el costo del transporte marítimo podría experimentar un aumento aún más drástico, contribuyendo a un incremento significativo en los precios de los fletes en las próximas semanas.
La patronal del gran consumo expresa su “preocupación” por el aumento de costos, que de persistir en el tiempo, “podrían llegar a repercutir directamente en el precio final del producto”, una situación que el sector busca evitar para no alimentar la actual tendencia inflacionista.
Por otro lado, las empresas enfrentan dificultades en el suministro de materias primas y productos acabados como textiles y muebles. En respuesta, están tomando medidas preventivas, anticipando compras para evitar posibles interrupciones en la cadena de suministro en futuros escenarios de consumo.
Adicionalmente, la situación en la ruta del mar Rojo tiene consecuencias medioambientales, ya que el desvío de los mercantes por la ruta del sur de África incrementa significativamente las emisiones del transporte marítimo en la UE. Este hecho cobra relevancia tras la entrada en vigor en enero de los ETS (nuevo régimen de derechos de emisión) en los puertos europeos.