Hoy: 28 de noviembre de 2024
Cayetana Guillén Cuervo ha revelado una importante confesión que coincide con el estreno de su nuevo proyecto junto a Chevy Muraday, Mapa a Pandataria. Un documental de CaixaForum+ cuyo objetivo es viajar hasta aquella antigua isla en la que los romanos desterraban a las mujeres señaladas y a raíz del que la actriz ha tenido la valentía suficiente de hacer público el secreto que le ha acompañado durante toda la vida. Sufrió una “agresión sexual muy fuerte” cuando tenía tan solo seis años.
“Nunca había hablado de ello con nadie pero quizá era el momento”, ha reconocido, revelando que dicho episodio se produjo un sábado en el que sus padres, los también actores Gemma Cuervo y Fernando Guillén no se encontraban en casa. Una agresión sexual siendo una niña que ha marcado su vida y sobre la que ha tardado 48 años en hablar abiertamente.
“No pensaba contarlo en el documental, pero cuando escuché las declaraciones de mis compañeros dije ‘tienes que contarlo’. Lo hago porque quiero ser justa con mis compañeros, que cuentan toda la mierda que han superado para ser quienes son. De cada 10 mujeres, nueve han sufrido agresiones sexuales, forma parte de nuestro mapa emocional”, explica Cayetana Guillén.
Además, ha confesado que si ha decidido contar sus “heridas” en Viaje a Pandataria es para que sirva de ejemplo. “Te puedes levantar y seguir y sonreír y hacer lo que te gusta en la vida y llegar muy alto”, afirma.
Un importante paso al frente con el que pretende ayudar a otras personas que hayan sufrido episodios similares, tras el que Cayetana ha reaparecido en la première en Madrid del documental. Y lo ha hecho tranquila y “feliz” por la gran acogida que ha tenido el que probablemente sea uno de los proyectos más complicados a la par que sinceros de su vida.
“Pandataria es generosidad, amor, complicidad, equipo y cuenta la historia de cada uno de nosotros. Valentía también pero sin dramas”, ha afirmado, asegurando que lo que “se está contando es un proceso de creación” y no pretende convertirse en “bandera de nada”. “Son emociones que la vida me ha pedido compartir en ese momento y en ese contexto”, ha confesado, evitando entrar en detalles sobre el durísimo episodio que vivió siendo una niña de seis años.
“Me he sentido muy bien, es un proyecto muy personal y muy bonito“, reconoce, revelando que su familia y seres queridos están “muy contentos” y “celebrando” que haya decidido dar este paso adelante en Viaje a Pandataria que no quiere que eclipse el objetivo del documental. “Aunque ha sorprendido mucho, no tiene más importancia. Todos hemos contado nuestras vidas”, concluye.