Buscamos la paz en la Tierra

18 de diciembre de 2024
1 minuto de lectura
Mujer haciendo con sus manos un corazón. / Fuente: Freepik

“El secreto para vivir en paz consiste en el arte de comprender a cada uno según su individualidad” (Friedrich Ludwing, John, escritor y político alemán, 1778-1852)

Por allá me llegó un escrito sobre ¿qué sucedería si yo tuviese una estrella que brillara como la que brilló en Belén debido al nacimiento de un niño esperado durante mucho tiempo?

Esto me hizo reflexionar sobre qué desearía pedirle a esa estrella inalcanzable, pero esperanzadora.

Y mi mente encontró enseguida el mayor deseo que es conseguir la paz, que no solo es la ausencia de conflictos. Y pensé que convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener las capacidades de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida.

La paz se intenta definir por sus características propias que incluyen la posibilidad de los seres humanos de desarrollarse plena e integralmente.

La paz se considera una condición necesaria para el pleno desarrollo de las sociedades, pues implica el reconocimiento de la dignidad individual de sus miembros y la seguridad de que sus derechos son respetados. Y a la estrella le pediría que los pueblos y los seres humanos del mundo vivan en paz y armonía, imaginando una escena de unión, donde todos nos tomáramos de las manos y cantemos canciones de paz, misma que nos llevaría a un estado donde nos liberamos de nuestras principales preocupaciones, miedos, estrés y sufrimientos, eso significaría ser conscientes de las maravillas de la vida y sentirnos plenamente conectados con nosotros mismos y con el Creador.

La paz es la relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos, y en ella hay concordia, armonía, conciliación, amistad, unión y entendimiento.

Una persona de paz tiene dificultad para gestionar las críticas, especialmente destructivas por su tendencia a la conciliación, mediación y empatía y, por lo general, esa persona tiene una gran capacidad intuitiva.

Hablar de paz implica reencontrarse con aquella armonía perdida en nuestro interior, es decir, es el camino que debe llevarnos a respetar, aceptar y tolerar a los demás.

Tener paz es un estado de tranquilidad o quietud y, en sentido opuesto es ausencia de esa quietud llegando a la violencia o guerra.

Todo ello nos lleva a la paz con Dios, que es la paz espiritual que siempre es la más importante, sobre todo en esta temporada navideña. Aprovecho a los pocos lectores de estos renglones desearles paz en esta Navidad y paz para el año que ya se nos viene encima.

Por su interés, reproducimos este artículo de Margarita Díaz Rubio publicado en el Diario de Yucatán.

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