Cada vez más conductas tóxicas dentro de las relaciones de pareja están siendo identificadas y nombradas, gracias a la atención de nuevas generaciones y al impacto de las redes sociales. Términos como ghosting, gaslighting o love bombing ya forman parte del vocabulario común para describir dinámicas dañinas. A este grupo se suma ahora el banksying, una tendencia relacional reciente que, aunque no es un término clínico, está ganando notoriedad por describir una forma muy sutil pero devastadora de distanciamiento emocional.
El término banksying se inspira en el artista callejero británico Banksy, conocido por crear obras impactantes que aparecen sin previo aviso y desaparecen igual de misteriosamente. Esta comparación sirve para describir a una persona que, dentro de una relación, permanece físicamente presente pero se desvincula emocionalmente, como si su «esencia» ya no estuviera allí. Aunque está en casa, en las rutinas y en las actividades cotidianas, su conexión sentimental se ha desvanecido.
Este tipo de comportamiento deja una marca confusa en la pareja afectada. Entre los síntomas más frecuentes están la evasión del contacto íntimo o emocional, respuestas cortas o evasivas, constante distracción con aparatos electrónicos, y una creciente inclinación a actividades solitarias. También se observa una completa ausencia de empatía, junto con la sensación de que la otra persona se ha convertido en un “fantasma emocional”.
Según medios internacionales que han explorado el tema, el banksying suele desarrollarse en varias fases. Comienza con una presencia disfrazada, en la que la persona aún parece involucrada, pero emocionalmente empieza a retirarse. Luego, la comunicación se vuelve fría y esquemática, seguida de silencios estratégicos o frases que minimizan cualquier problema. Con el tiempo, esa desconexión emocional se consolida hasta llegar, en los casos más extremos, a una retirada completa, aunque la convivencia física persista.
Para la persona que sufre esta conducta, el daño psicológico puede ser profundo. El banksying genera confusión, ansiedad, pérdida de autoestima, y una dolorosa sensación de soledad, incluso dentro de la relación. Además, puede dar lugar a problemas de salud mental, como insomnio, depresión, ataques de pánico o un apego emocional desregulado que dificulta dejar la relación.
Lo más devastador del banksying es que no siempre deja claro cuándo la relación realmente ha terminado. Al no haber una ruptura formal o una conversación honesta, la víctima puede quedar atrapada en un estado de espera, tratando de recuperar una conexión que ya no existe, sin saber si seguir luchando o abandonar. El vacío emocional y la falta de cierre provocan una herida difícil de sanar.
Por todo esto, identificar el banksying es crucial para evitar una relación desequilibrada que consume lentamente el bienestar emocional. Nombrar este tipo de dinámicas ayuda no solo a visibilizarlas, sino a tomar decisiones más conscientes, poniendo límites y priorizando la salud mental. La educación emocional y la comunicación abierta siguen siendo claves para prevenir este tipo de conductas invisibles pero profundamente dañinas.