Hoy: 23 de noviembre de 2024
Que todo está más caro empieza a ser algo tan aceptado que cada vez sorprende menos. Pero quizás la pandemia nos ha marcado y nuestra escala de prioridades haya cambiado. Lo que parece claro es que las vacaciones no se tocan, a pesar de que este año se puedan calificar como las más caras de la historia. Toca recortar en días, planificar más y reservar con antelación. Pero el verano está para vivirlo. O eso es lo que se desprende de los datos.
Las previsiones del sector turístico en España son optimistas pero fundamentadas: se prevé superar los 85 millones de turistas en este 2023, cifra que supone un incremento en 2 millones sobre el récord registrado en 2019 de 83 millones de visitantes. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el gasto total de los visitantes que llegaron a España hasta enero de 2023 fue de 5.218 millones, un 71’7% más con respecto a los datos en la misma fecha del año pasado. Esto lleva aparejado un incremento en el gasto medio diario en un 19,3%, situando la cifra en 148 euros por persona.
Todo indica que los meses de julio y agosto alcanzarán cotas nunca vistas. La demanda ha aumentado un 35% respecto al verano de 2019. El informe EMEA Summer Travel elaborado por Google y Rocket Digital revela que las búsquedas han llegado a máximos históricos en España, situándose como el segundo país con mayor demanda mundial, solo por detrás de Estados Unidos. Además, confirma que los precios turísticos se han encarecido considerablemente tras la pandemia, con tarifas aéreas alrededor de un 10% más caras que en 2019, alojamientos un 10%-15% por encima y un 50% más en los coches de alquiler.
Los restaurantes suben precios por el encarecimiento de sus materias primas; los alojamientos siguen encareciéndose, con los hoteles un 20% por encima que en el verano prepandemia; y se detecta una mayor de elección de transportes como el coche y el tren, algo más económicos por la bajada de los carburantes en un caso y la llegada de la competencia en otro, mientras que el transporte aéreo sigue con precios altos por la mayor demanda extranjera.
La solución para el turista medio es viajar menos días para gastar menos, pero viajar. Y hacerlo tras haberlo planificado todo muy bien y haber encontrado las mejores opciones para invertir lo mejor posible los ahorros destinados a esa necesaria desconexión de las rutinas diarias, sin perder de vista la sostenibilidad (una preocupación cada vez más presente en el viajero postpandemia). No todo es turismo de sol y playa, aunque sigue siendo una de las elecciones más frecuentes.
Las páginas económicas de Ideal reflejan que donde más se notará la subida de los precios turísticos será en el alojamiento. La noche media en hoteles, hostales, apartamentos y camping costará 158 euros, según las previsiones de Booking. En el caso de los hoteles, los precios están casi un 10% por encima de los registros del verano de 2019, según los datos de la patronal hotelera (Cehat). La tarifa media por habitación ocupada (ADR) cerró mayo en 103 euros al día, un 25% más que ese mismo mes antes de la pandemia.
En el mes de junio los hoteles ya tenían vendido el 52% de su oferta para el verano, dos puntos por encima del año pasado y 17 más que en 2019 por las mismas fechas, lo que supone que la ocupación superará el 80% en julio y agosto de media nacional. Esto lleva a los expertos a presumir que este año será difícil encontrar ‘cholllos’ de última hora debido a las altas tasas de ocupación y un cambio en las estrategias comerciales de las cadenas hoteleras dirigidas a fomentar las reservas anticipadas para conseguir precios más competitivos, lo que a su vez ayuda mucho a las cadenas para ajustar los hoteles a los clientes que va a recibir.
No solo ha subido el precio de los alojamientos, también el de las comidas fuera de casa. Algo lógico teniendo en cuenta que las materias primas de los restaurantes son los alimentos y que estos están registrando subidas históricas, como notamos todos cuando hacemos la compra. Llegar a los destinos también será más caro este verano que en 2019. Las tarifas aéreas están alrededor de un 10% por encima de los registros prepandemia, aunque desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) indican que hay subidas respecto a los años de la pandemia, pero se mantienen estables frente a 2019. De nuevo las reservas hechas con tiempo logran precios más asequibles. Además, el tren multiplicará por seis los viajes en julio y agosto, según datos de Trainline, sobre todo por «precio y comodidad».