Joan Marcet presenta su novela ‘Dies Perfectes’ donde recuerda su amistad con la reina Letizia cuando ambos trabajaron juntos en TVE

Fue en televisión cuando el periodista tuvo oportunidad de conocer a la monarca en profundidad

Joan Marset presentó su primera novela titulada Dies perfectes en la librería Lectors al tren. Una convocatoria que tuvo una genial acogida ya que se trata de una celebridad de la tele que en los últimos 35 años Marcet se ha dedicado de pleno a los informativos de TVE, siendo corresponsal en México y Marruecos, entre otras responsabilidades.

Fue en TVE cuando tuvo la oportunidad de conocer a Letizia, la actual reina de España.

En algunos pasajes de su primera novela recrea la boda real de la que este año se cumple el vigésimo aniversario.

Pero lo que está claro, y volviendo a la cruda realidad de la actualidad en la corte, es que lo de Letizia no amaina y en la capital la palabra “divorcio” cotiza al alza. Los medios afines caminan de puntillas sobre el tema, fingen demencia ante lo que publica la prensa extranjera, incluida la seria, y se apuntan sin rubor a la ‘Operación Leonor’, valga el pareado.

La heredera al trono, con 18 cumplidos, es el nuevo valor seguro de la Casa. Véanse, sin ir más lejos, las endulzadas coberturas de la prensa del establishment sobre la reciente Pascua Militar. Leonor tiene buena imagen y, por el momento, no genera críticas.

Si se llega a “romper la vajilla” en Zarzuela

Hago unas llamadas a colegas más o menos cercanos a la corona para sondear la profundidad de la crisis de la pareja y, por alcance, de la primera institución del país.

Parece haber coincidencia en que la cosa está en llamas. Pero del “tocado” al “hundido” puede haber un trecho, o unos meses. O quien sabe. La incógnita: ¿Llegará la pareja real a celebrar este próximo mes de mayo sus primeros veinte años de matrimonio?

Y en estas recuerdo que mi amigo Joan Marcet, como he indicado, viajo amigo de Letizia, acaba de publicar Dies Perfectes que, en alguno de sus capítulos, recrea el evento de la boda real a la que asistió como invitado y amigo personal de Letizia en aquellos tiempos.

-¿Tienes alguna información de primera, Joan?

– En relación a la crisis de la pareja real, no tengo información directa, Gonzalo, para que te voy a engañar, me dice Marcet sorprendido. Perdí el contacto con Letizia hace un tiempo, aunque el recuerdo que ha quedado es bueno. La decepción para mí ha sido Felipe –me dice–. Por tanto no me corresponde opinar sobre la polvareda que levanta del Burgo. Yo no le creo ni la mitad a ese personaje. Veo un ataque a la yugular que no me gusta y que me hace pensar en intereses que van más allá de una venganza por despecho. Y si hubiera algo de cierto en esas acusaciones, que por cierto, tienen un tufo machista de cuidado, quizás habría que pensar en el grado de insatisfacción que llegó a tener una persona inteligente como la reina para jugarse el prestigio, ganado a pulso, por una aventura de ese tipo. Pero, como decirte, para no ir más lejos, ella me cae bien y en Dies perfectes, su aparición en la novela, creo que se nota.

-¿La tienes en castellano?, pregunto.

-Aún no, me responde.

-Estoy trabajando en ello. Los fragmentos de la boda y el posterior desapego con la institución sí están más o menos al día.

-¿Me los mandas?

-Hecho. Total, ya están publicados, aunque sea en esa lengua que algunos quieren mantener en la periferia. Recuerda que quien habla en el relato es alguien muy parecido a la que fue una gran amiga, la persona que me acompañó a la boda real, aquel lluvioso día de mayo de 2004.

Y ahí van los fragmentos de la novela de Marcet, en la boda de Letizia y Felipe.

“Veía a Letizia, 31 años entonces, escuchando la lectura con emoción serena, guapa en su vestido de Pertegaz, bajo el velo nupcial coronado por la tiara prusiana estilo imperio. El amor no se irrita, no lleva cuentas del mal”, leía la abuela Menchu. Miré el plasma más cercano a nuestro banco y me tranquilicé al ver un plano bastante abierto, sin que nadie pudiera darse por aludida en el momento en que recitaba que el amor todo lo soporta.”

“No habrá unas nuevas aventuras en la corte del Rey Felipe”

-Ya te puedo garantizar que no habrá unas nuevas aventuras en la corte del Rey Felipe.

-Por no hablar de tu amiga Letizia.

-No te metas con Letizia –responde–. Ella no tiene la culpa de haber entrado en una familia tan disfuncional (…) Tienes razón, le deseo lo mejor, concluí. No creo que lo tenga fácil.

Como queriendo dar la razón al personaje de la novela me siguen llegando, día sí, día también, nuevos mensajes, por vías digitales, con rumores feroces sobre la reina. El último intenta relacionarla de forma directa con el suicidio de su hermana mayor, Erika, quien habría prestado óvulos en un supuesto proceso de inseminación asistida de la reina. Leo atentamente el texto hasta donde dice que Letizia se estaba tratando de “problemas genéticos”. O sea no “ginecológicos”, que intuyo que es a lo que se refiere el cortesano. Dejo de leer. Vuelvo a los orígenes: los rumores no son noticia.