Hoy: 25 de noviembre de 2024
Desde 2020, cuando los términos “pandemia”, “COVID” y “Wuhan” llegaron a nuestras vidas, el origen del SARS-CoV-2 ha sido motivo de diversas teorías cargadas de polémica e incertidumbre. Una de las que cobró más fuerza fue la que señalaba que el virus había sido creado artificialmente en un laboratorio de Wuhan o que había escapado sospechosamente de allí. Sin embargo, ninguna de las investigaciones llegó a confirmar este hecho, puesto que el material genético del SARS-CoV-2 no mostraba indicios de haber sido manipulado artificialmente por el ser humano.
Sin embargo, unos estudios publicados recientemente en una de las revistas científicas de mayor prestigio, Science, confirman otra de las teorías más potentes que se barajaban: el coronavirus comenzó a extenderse entre la población en un mercado mayorista de animales de Huanan, en Wuhan. La gran cantidad de datos epidemiológicos recogidos en estos artículos y la independencia de cualquier interés político o social de los mismos, descarta con total probabilidad la existencia de otros posibles orígenes de la pandemia.
Según los datos recogidos, los investigadores apuntan a que dos linajes diferentes del virus SARS-CoV-2 saltaron de animales vivos en el mercado de Wuhan a personas entre los meses de noviembre y diciembre de 2019. Desde ese momento, este coronavirus comenzó a expandirse por la provincia china, el resto del país y a los pocos meses, por todo del mundo, hasta llegar a la situación que todos conocemos.
Como prueba de estos hallazgos, se detectaron que los casos más tempranos de COVID-19 se encontraban en zonas muy cercanas al mercado, siendo este lugar el punto central de todos los contagios en ese momento. Este hecho es clave en el brote de cualquier enfermedad infecciosa que ocurra de manera natural, por lo que la hipótesis del laboratorio como epicentro de la pandemia quedaba cada vez más apartada.
Otra de las evidencias recogidas por los investigadores son las muestras de jaulas o pelos de diferentes mamíferos vivos que se podían comercializar en ese momento en el mercado y que eran susceptibles de infectarse y transmitir el virus. Estas muestras fueron positivas para el SARS-CoV-2.
Mientras tanto, aún siguen quedando incógnitas en torno a qué animal en concreto fue el responsable de la transmisión del virus a humanos. No obstante, cada vez el conocimiento que poseemos acerca del origen de la pandemia es mayor, en comparación incluso con otras epidemias. Por ello, es de vital importancia que las investigaciones sigan avanzando para tener una mayor capacidad de prevención en posibles situaciones de emergencia sanitaria.