Hoy: 28 de noviembre de 2024
A las tormentas se les ve venir de lejos como a las almas violentas: de vez en cuando un relámpago y, en la persona, una palabra dura que quiebra los alientos.
Las tormentas encienden las noches del invierno con su copa de coñac en la mano y luego, igual que los borrachos, no se acuerdan de lo que dijeron ni del daño salido de sus rayos.
De las tormentas nacen los atormentados, que sólo dejan al salir una quemadura escondida en los pliegues de la presencia… Nunca se me hubiera ocurrido votar a un irascible porque son los que esconden, debajo de las palabras, los fusiles de la discordia; lejos están todos ellos de lo advertido por San Juan de la Cruz: “Dios no reina sino en el alma pacífica y desinteresada”.
Detrás de la ira sólo puede vivir el desconcierto y yo prefiero la música de los equilibrios…