Hoy: 22 de noviembre de 2024
Tras la muerte de Masha Amini el 16 de septiembre a causa de una paliza de la policía moral iraní, el país se ha sumido en los pasados dos meses en protestas antigubernamentales que quieren poner fin a la teocracia que rige el país desde 1979.
Todo empezó con la joven, de 22 años, que fue detenida en septiembre y acusada porque su vestimenta no atendía al cánon islámico. Amini, tras su detención acabó en coma en el hospital y finalmente falleció “por un infarto”, según fuentes del gobierno. Aunque todo apunta a lesiones cerebrales causadas por la policía.
Este hecho se ha convertido en un símbolo que ha llevado a protestas en todo el país. Las mujeres se han cortado el pelo públicamente y se han desvelado en la calle para pedir el fin de la obligatoriedad del burka. Sin embargo, las protestas fueron escalando su violencia paulatinamente ante la respuesta férrea del gobierno, que ha endurecido sus acciones represivas.
En las imágenes que circulan en las redes sociales, se aprecia el uso de gas lacrimógeno, porras, cañones de agua y pistolas con perdigones y también munición real contra los manifestantes. No obstante, para evitar la propagación de noticias, el gobierno iraní ha bloqueado los diversos operadores del país, paralizando las redes sociales y los servicios de mensajería.
Entre las victimas se encuentran Sepehr Maghsoudi, de 15 años y Kian Pirfalak de 9. La muerte de Pirfalak fue causada por un tiroteo el pasado miércoles en Izeh. Aunque las autoridades lo califian como “un ataque terrorista”, declaraciones de su madre para la agencia de noticias semioficial Fars, indican que fueron las propias fuerzas de seguridad las que dispararon después de pasar un control policial. El mismo día murieron siete personas más, dos de ellas agentes de las fuerzas paramilitares basiyíes.
Según cifras del grupo Human Rights Activist en Irán (traducido literalmente como activistas de los Derechos Humanos) que monitoriza los disturbios más de 16.000 personas han sido arrestadas y 388 han muerto, 53 miembros de las fuerzas armadas. Asimismo, se han condenado a cuatro personas a la muerte, acusados de “guerra a Dios”. Aministía Internacional alerta que otros 21 iraníes pueden ser sujertos de la pena capital
Advierten sanciones severas contra los manifestantes, que “actúan bajo la influencia del enemigo occidental”. El pasado jueves, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria declaró que “algunos se han convertido en juguetes del enemigo para destruir la nación”. Las autoridades alegan que se trata de una “insurrección armada” promovida por el exterior.
La Asamblea General de la ONU, el pasado miércoles, aprobó un borrador de reslución de condena a Irán en el que se expresa una “profunda preocupación” por la “alta frecuencia en la imposión de penas de muerte”, que pueden apelarse.
Aunque las protestas actualmente está concentradas en capitales de provincia y ciudades occidentales, el descontento del manejo de la situación por parte del gobierno acompaña a muchos iraníes.