Hoy: 22 de noviembre de 2024
Como no vivo en una ciudad que disponga de tan buenos servicios, he viajado pocas veces en metro. Recuerdo especialmente el de Madrid, donde cometí la imprudencia de subir al metro en hora punta y me robaron del bolsillo de atrás la parte distribuida que en él llevaba. Fue mía la culpa , por la hora y por el sitio donde deposité el dinero.
Supe ya en aquel tiempo que hay carteristas de calle, que al menor descuido te rozan y se llevan de los bolsillos lo que pueden; carteristas de sablazo cuando te encuentras con un amigo que “casualmente” está atravesando un mal momento, y ya nunca más te devuelve lo convenido; carteristas de “negocios redondos” que, cuando consiguen el botín, se largan fuera y lejos para no ser encontrados… y, finalmente, el carterista descarado que es este Gobierno: lo controla todo y todo se lo lleva.
Los impuestos legítimos con los que cada ciudadano estamos obligados a contribuir, nadie debe camuflarlos, sobre todo, si se ven resultados en los buenos servicios. Pero cuando se descubre que sirven para golferías o derroches de conveniencia, es preferible no subirse al metro, mejor un taxi e irse lo más lejos posibles de quien te saquea impunemente.