Una obra de arte inspirada en la pintura El dormitorio de Vincent van Gogh terminó en pedazos en el museo Palazzo Maffei de Verona, luego de que un turista se sentara sobre ella para tomarse una fotografía. La pieza, una delicada silla cubierta con miles de cristales Swarovski, colapsó ante la imprudencia del visitante, cuyas acciones quedaron registradas por las cámaras de seguridad.
La obra, titulada Van Gogh Chair y firmada por el artista italiano Nicola Bolla, no estaba destinada a usarse como asiento real, sino como objeto de contemplación estética. La estructura cedió de inmediato bajo el peso del hombre, mientras una mujer —presuntamente su acompañante— tomaba la fotografía, según una información de Vanguardia|MX.
El museo reaccionó rápidamente al incidente. En un comunicado oficial, el Palazzo Maffei condenó el comportamiento del visitante, calificándolo como un acto “irrespetuoso y perjudicial para la integridad de la obra”. Su directora, Vanessa Carlon, lamentó lo ocurrido y advirtió que este tipo de sucesos representan “la peor pesadilla para cualquier institución cultural”.
Hasta el momento, no se ha revelado la identidad de los autores del daño, quienes abandonaron el museo poco después del incidente. Las autoridades italianas analizan la posibilidad de emprender acciones legales, dado que el valor estimado de la obra supera los 43.000 euros.
Lejos de ser un hecho aislado, este tipo de incidentes ha aumentado en los últimos años. Según el International Council of Museums (ICOM), entre 2018 y 2023 se documentaron más de 180 casos en los que obras de arte fueron dañadas por visitantes, y cerca del 27 % estuvieron relacionados con intentos de tomarse fotos o selfies.
El fenómeno ha encendido las alarmas en el sector cultural, que busca un equilibrio entre la apertura al público y la protección de su patrimonio.
Afortunadamente, gracias a la rápida intervención del equipo de restauradores del museo, la Van Gogh Chair fue reconstruida en pocos días. Sin embargo, el impacto simbólico del acto sigue resonando en la comunidad artística y museística.
El Palazzo Maffei aprovechó el incidente para iniciar una campaña de concienciación sobre el respeto a las obras de arte, reforzar la seguridad del recinto y colocar señalizaciones más visibles en áreas delicadas. “La interacción con el arte requiere algo más que curiosidad: exige respeto y sensibilidad”, subrayó el museo en un mensaje difundido en sus redes sociales.